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Un piropo es más que un halago

Por: Redacción CENTRAL 01 junio 2017 • 3 minutos de lectura

Según una encuesta realizada por una comisión de legisladores dedicada al seguimiento de feminicidios en colaboración con la ONU, en México, 1 de cada 3 mujeres ha vivido violencia; la psicológica es la que tiene más incidencia

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Fotos: StockSnap.io
Acoso callejero

Por Maria Luisa Durán*

Pasó hace más de dos décadas, pero lo recuerdo con claridad. Tenía 16 años y viajaba de pie en autobús. De pronto, sentí una presencia a mi lado, una mano tocó mi trasero y empezó a hurgar. Sentí sorpresa, miedo y vergüenza: me quedé paralizada, sin saber qué hacer. Después de unos segundos que parecieron horas, me bajé del camión, encorvada y con la cara roja. Por horas seguí sintiendo esos asquerosos dedos moviéndose en mis nalgas. Nunca vi su cara. Nunca le dije a nadie.

La mayor parte de las mujeres en México ha vivido experiencias similares. Esto se llama acoso sexual callejero y generalmente lo ejercen los hombres sobre las mujeres. Hay varios tipos, desde el toqueteo que acabo de contar, pasando por señas obscenas, masturbaciones, frotamientos –esos que embarran su pene en tu hombro cuando vas sentada en el transporte público–, miradas libidinosas, silbidos y palabras.

Uno de los más comunes es el acoso verbal: tipos que al pasar te lanzan piropos, desde los más “decentes” –“señorita, qué guapa es usted”– hasta los más lascivos, pasando por el típico “mamacita” y el “en esa cola sí me formo”, por poner sólo un par de ejemplos. También hay acoso verbal descalificativo: que si te ves gorda, eres marimacha u ofendes su vista con tus mallones color carne, en fin.

Acoso 2
Acoso 2


¿Piropo o halago?

Formalmente podemos decir que el acoso callejero es una situación no deseada que produce en la persona acosada diversos sentimientos, como rabia, rechazo, vergüenza, ansiedad, miedo y vulnerabilidad. Se cuenta que muchas mujeres lo aceptan y hasta les gusta, porque es una práctica normalizada en nuestra sociedad. La verdad es que a la mayoría de las mujeres nos parece insoportable.

Los piropos son algo cotidiano pero ¿sólo por eso debemos soportarlos? ¿Son tan inofensivos como parecen? Las personas que “respetuosamente” dicen “qué bien te ves”, están invadiendo nuestra privacidad, están ejerciendo el machismo al opinar sobre nuestra apariencia física sin el permiso de quien ofenden.

La diferencia entre un piropo callejero y un halago es el consentimiento, la aceptación. No es lo mismo que un desconocido te grite algo al pasar a que alguien con quien estás sosteniendo una conversación amistosa te brinde un halago.Según el Protocolo para la atención de casos de hostigamiento y acoso sexual, elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), las insinuaciones con contenido sexual y los piropos son considerados formas de acoso verbal cuando “son recibidas por alguien sin ser bienvenidas”.

Consenso
Consenso

Mitos del acoso callejero

Que no te digan que si te vistes de forma “atrevida” provocarás que te digan de cosas en la calle. El acoso ocurre sin importar tu atuendo, si eres joven o vieja, gorda o delgada, bonita o fea. Ocurre simplemente porque es un ejercicio de poder, de dominación.Que no te cuenten que si tu acosador es atractivo, influyente y rico, entonces sí te gustará. El acoso es desagradable e inaceptable, sea quien sea el que lo practique. Que tampoco te cuenten que se acabará la especie humana porque las mujeres no aceptamos los piropos. Jamás vamos a tener una relación sexual consensuada con esos tipos que nos gritan: “¡Qué buena estás!”, “Ahí me termino de criar”.

Acoso 3
Acoso 3

Acoso sin ley

El acoso sexual callejero está tan normalizado en nuestro país que no está tipificado como delito ni en el Código Penal Federal ni en los de los estados. La única normativa que toma en cuenta al acoso callejero (con el nombre de “violencia comunitaria”) es la Ley General para una Vida Libre de Violencia del Distrito Federal, que define la violencia sexual como “toda acción u omisión que amenaza, pone en riesgo o lesiona la libertad, seguridad, integridad y desarrollo psicosexual de las mujeres”.

Quien es víctima de acoso en la Ciudad de México puede levantar una denuncia por vejación y maltrato verbal. El Código Penal Federal señala que en caso de acoso verbal se impondrá una multa de hasta 40 días de salario mínimo y precisa que “sólo se procederá contra el hostigador a petición de la parte ofendida”, por lo que denunciar es imprescindible.

Sin embargo, en el Ministerio Público casi siempre nos dicen que no pueden hacer nada cuando llegamos con una acusación por acoso callejero. En un país machista y violento, donde las mujeres somos amenazadas, castigadas y asesinadas este delito apenas empieza a ser visible.

Calle
Calle

Si te perdiste la edición de mayo de Central, en la que también hablamos sobre el caso Plaqueta y te ofrecemos un Glosario feminista del acoso, la puedes consultar en nuestra app para iPad.

*Es periodista y editora en la revista Algarabía. Poco a poco está aprendiendo a despojarse de su machismo internalizado y a detectar todos aquellos micromachismos que tanto enturbian nuestra vida cotidiana.

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