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Cinco voces por la libertad de prensa

Por: Redaccion Central 22 abril 2019 • 14 minutos de lectura

Invitamos a Leonardo Curzio, Carlos Elizondo, Ricardo Raphael, Federico Reyes Heroles y Sergio Sarmiento para hacer uso de estas páginas e iniciar la conversación sobre la prensa presa.

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Libertad de prensa
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Redacción: Central/ Ilustración: Oliver León

Esta historia no se cuenta sola. Reporteros, periodistas, editores y columnistas contribuyen relatando los hechos; y aunque se lleven sus vidas, permanecen sus palabras. De ahí que el asunto se vuelva un tema de derechos humanos.

De hecho, fue hace 26 años cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió dedicar el 3 de mayo para celebrar sus principios fundamentales, en conmemoración a la elaboraron la histórica Declaración de Windhoek, realizada por los periodistas africanos en 1991, quienes pusieron en el centro del debate la importancia del pluralismo y la independencia de los medios de comunicación.

Desde entonces y hasta la actualidad, se trata de una fecha para fomentar y desarrollar iniciativas en favor de la libertad de prensa; para evaluar su estado en todo el mundo, y para recordar a los gobiernos la necesidad de respetar su compromiso con ella. Es un día de reflexión y eso, precisamente, es lo que te compartimos.

Leonardo Curzio
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Leonardo Curzio

¿Por qué necesitamos una prensa libre?

Porque en una sociedad democrática, el método para tomar decisiones sobre nuestro presente y futuro está basado en una gran conversación nacional. El ciudadano elige autoridades y hace sentir su voluntad a través de distintos mecanismos, pero éste sólo puede existir como tal, si todos compartimos una base mínima de información sobre los desafíos y los costos de cada una de las alternativas que podemos adoptar. Es fundamental que exista libre circulación de ideas, una sociedad plural requiere de visiones diversas para tomar decisiones y esculpir su futuro.

Desde una perspectiva histórica, ¿cómo calificarías la libertad de prensa en este momento?

El país ha tenido una transformación enorme. Hoy vivimos una época de apertura respecto a los años 80, cuando la versión gubernamental dominaba y las restantes eran acalladas. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha generado un ambiente polarizado al concentrar la comunicación en el presidente y tener, con frecuencia, expresiones críticas a los medios que no le gustan, con lo cual fomenta que los medios más cautos alineen su posición con la oficial para evitar ser señalados. Pero, hasta ahora, no ha utilizado, como hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto, el dinero público para presionar a los medios y periodistas.

¿Alguna vez te has autocensurado? ¿Por qué?

Durante la pasada administración, el gobierno tuvo una política de cercanía con los dueños de los medios y al entregarles, en algunos casos, enormes cantidades de dinero, no articulaban una política de comunicación constructiva, sino servil, y buena parte del esfuerzo se canalizaba en tratar de dar cifras positivas del país cuando el enojo de la gente con la corrupción era galopante. La reflexión que compartían algunos de los dueños era que debíamos moderar nuestra crítica y perfilar una visión positiva para conservar el empleo de quienes laboraban allí. Creo que en esa época pequé de prudente y, en algunos casos, me autocensuré con un asunto delicado como el de una casa que no era la blanca ni la de Videgaray, sino la de otro secretario, con lo cual fui objeto de una acometida muy fuerte.

¿Te consideras un periodista totalmente libre?

Sí. En los años que llevo como periodista he conseguido vivir de mi salario y no depender de ayudas o subsidios gubernamentales que condicionen la forma como veo al mundo. Estoy profundamente comprometido con mi país y puedo decir no, cuando algo me parece inapropiado.

¿Cuál es el mayor obstáculo con el que se topa quien ejerce la profesión de periodismo o investigación en este país?

La mancuerna violencia-impunidad. En México, la violencia sobre los periodistas permanece igual que en sexenios anteriores. El gobierno de la cuarta transformación ha sido incapaz de frenar la violencia en contra de comunicadores. Mientras no se ofrezca una garantía creíble de que quien ejerce violencia contra un comunicador será castigado, no avanzaremos demasiado.

Leonardo Curzio es licenciado y maestro en sociología política por la Universidad de Provenza, Francia,y doctor en historia por la Universidad de Valencia, España. En el ámbito científico y académico es investigador titular de la UNAM e investigador nacional del SNI. Es autor de nueve libros y coautor de 40 más. Su título más reciente es Orgullo y prejuicios. Reputación e imagen de México. Actualmente, es conductor del noticiario Así amanece, en ADN 40, y de Leonardo Curzio en Fórmula, así como del programa Incursionando, en el Canal del Congreso.

carlos elizondo
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Carlos Elizondo

¿Por qué necesitamos una prensa libre?

En una democracia, para poder evaluar a su gobierno y a los candidatos que buscan puestos de elección, el ciudadano requiere información veraz y oportuna sobre los logros y fracasos de ellos. Esto requiere medios de comunicación autónomos del poder con capacidad de investigación y plena libertad de crítica y opinión. En un mundo polarizado como el que vivimos, con un gobierno que quiere concentrar todo el poder, esto es aún más importante.

Desde una perspectiva histórica, ¿cómo calificarías la libertad de prensa en México en este momento en particular?

Con la transición democrática a finales de los 90, los medios de comunicación ganaron influencia y libertad. Sin embargo, ahora enfrentan el reto de las redes sociales. Esto ha modificado de forma importante el peso de la verdad. Cada uno vive la propia. Actualmente, también tienen que enfrentar a un presidente que lo concentra todo. Andrés Manuel López Obrador, con su conferencia mañanera, domina el ciclo de noticias con respuestas a medias y en los temas que prefiere. Es un mundo difícil. Pero hay muchos medios que defienden con éxito su libertad.

¿Alguna vez te has autocensurado? ¿Por qué?

Sí. En temas en los que no tienes toda la información o, desde que soy consejero independiente de Pemex, en temas relacionados con la empresa o incluso del propio sector energético.

Desde lo personal, ¿te consideras un periodista totalmente libre?

En estricto sentido, no soy periodista. Soy profesor e investigador del Tecnológico de Monterrey, en su Escuela de Gobierno y Transformación Pública. En ésta, imparto cursos en ciencia política y economía política y hago análisis de políticas públicas y de procesos políticos. Como todo ser humano, parto de una visión del mundo, pero considero que puedo ejercer mi labor de analista en los medios de comunicación con amplia libertad y opinión. Los medios con los que colaboro no me han recortado una frase, borrado un parlamento o sugerido una línea.

¿Cuál crees que es el mayor obstáculo con el que se topa quien ejerce la profesión de periodismo o investigación en este país?

En noticias vinculadas con el crimen organizado, la violencia ha terminado con la vida de un gran número de periodistas. Una vergüenza para el país.En general, depende del área y si estamos hablando de reporteros o analistas. Los primeros requieren más apoyo. Una buena investigación toma tiempo. No hay una tradición de invertir los recursos que se requieren en buenos reportajes. Para el análisis, el mayor obstáculo hoy es lo poco que se discuten las políticas públicas. No hay espacios de debate con distintas voces bien informadas en temas específicos. El gobierno tiene ideas fijas respecto a ciertos temas y piensa ejecutar sus políticas sin analizar sus consecuencias ni escuchar opiniones distintas a la propia.

Académico del Tecnológico de Monterrey. Columnista en Excélsior. Analista para Radio Fórmula y UnoTV. Su último libro se llama Los de adelante corren mucho y trata sobre la desigualdad en América.

Ricardo Raphael
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Ricardo Raphael

¿Por qué necesitamos una prensa libre?

Quizá la pregunta no debería ser “¿por qué?” sino “¿de qué?” o “¿de quién? ¿De qué habría de liberarse la prensa para cumplir con su función en nuestra sociedad? ¿Libre del poder político?, ¿libre del poder económico?, ¿libre de los dogmas? o ¿libre del mercado?

Es ingenuo suponer que la libertad es un valor absoluto. Los seres humanos no somos sujetos libres, pero tenemos la oportunidad, de vez en vez, de cometer actos libres.

Eso mismo nos pasa a quienes ejercemos el periodismo. Una larga serie de ataduras limitan nuestra libertad cuando comenzamos a investigar un tema de interés para nuestro público.

La primera limitante, acaso la peor dictadura, es nuestra subjetividad, son nuestros prejuicios, es la tara que nos lleva, de entrada, a suponer que sabemos más del tema que hemos elegido explorar.

La subjetividad es inevitable, somos sujetos y no objetos, así que la objetividad no se nos da, de entrada. Sin embargo, igual que en la ciencia, la medicina o la docencia, quienes ejercemos el periodismo contamos con un método, fraguado por muchas generaciones de colegas, que tiene por intención empujar nuestra tarea investigativa más allá de lo conocido, de lo evidente y de lo obvio. El método periodístico es un sistema para incurrir en el ensayo y en el error. Se trata, en efecto, del procedimiento científico aplicado al periodismo. En este oficio se comienza con una pregunta, relevante y pertinente para la audiencia, luego se formula una tesis editorial, después se va a la calle a buscar testimonios, pruebas, evidencia y todo aquello que permita confirmar o refutar las hipótesis.

Justo en este proceso es donde radica la libertad del periodismo: podemos equivocarnos en la pregunta, también en la respuesta de arranque, pero debemos procurarnos máxima libertad para carear, corroborar y contrastar la información hasta que, a golpe de cíncel, hallemos indicios confiables de verdad.

Nuestra época no es mejor ni peor que otras para ejercer con libertad el periodismo. Hay, eso sí, condiciones que dan contexto temporal a nuestro oficio. Por ejemplo, en el presente es más fácil acceder a fuentes directas de información, conversar con testigos de los hechos, obtener documentos públicos o privados, allegarse de imágenes o audios. Y es que la revolución digital ha puesto en manos del periodismo insumos sorprendentemente ricos para celebrar nuestra tarea.

Sin embargo, así como la información cierta se aproxima con velocidad a nuestro escritorio, también ocurre que la información falsa o fabricada nos abruma con sus trampas. Esa es la otra cara de la moneda de la revolución digital. Tan barato como es obtener datos verdaderos, lo es estar expuesto a las famosas fake news.

El problema de este tipo de información es que obliga al periodismo a volverse más riguroso, más esforzado, más acucioso a la hora de cribar, de discriminar y evaluar la información disponible. He aquí la paradoja: gracias a la revolución digital el periodismo salió de la Edad Media para entrar al Renacimiento, pero ahora nos enteramos de que esta nueva etapa implica sudar mucho más, parir notas con mayor trabajo y sacrificio.

En este contexto, lamento la crisis del modelo de negocios que durante más de un siglo sostuvo al periodismo de investigación. Se han extraviado Los recursos antes disponibles para financiar investigaciones de gran calado y dedicación profesional. Han partido a otras industrias distintas al periodismo como son las plataformas dedicadas a la búsqueda en internet (Google) o al contacto en red de las comunidades y las personas (Facebook).

Ante la caída estrepitosa de los recursos publicitarios, los gobiernos han entrado a subsidiar la tarea periodística y no son pocos los gobernantes dispuestos a aprovechar el dinero del contribuyente para fijar, con su propia subjetividad, las preguntas, las hipótesis y la profundidad de las investigaciones.

Mientras el modelo de negocios de la prensa de investigación no se resuelva, la libertad de prensa estará en riesgo. Este es el mayor obstáculo para el periodismo contemporáneo, no solo en México sino en todo el mundo.

No es saludable que la prensa dependa – esté atada – al recurso gubernamental. Por eso la pregunta original de este texto: ¿de qué o de quién debe estar libre el periodismo? Pues de la tentación del tesoro público por manipular sus preguntas, sus respuestas y, sobre todo, su método de investigación.

Sergio Sarmiento
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Sergio Sarmiento

¿Por qué necesitamos una prensa libre?

La prensa libre es un contrapeso fundamental del poder en cualquier sociedad. Ningún gobernante es dueño de la verdad, especialmente porque sus colaboradores prefieren quedar bien con él antes que comunicarle verdades incómodas. Sin libertad de prensa, la sociedad sólo conoce lo que el gobernante o el poderoso quiere que se sepa.

Desde una perspectiva histórica, ¿cómo calificarías la libertad de prensa en México en este momento en particular?

México, como otros países del mundo, ha pasado de un régimen muy restrictivo a uno bastante abierto. En nuestro país no hay ya realmente barreras para dar a conocer información fidedigna. El presidente López Obrador ha sido muy crítico con los medios que lo cuestionan, pero no los ha censurado. Quizá el mayor reto hoy sea la gran cantidad de información falsa que circula, especialmente en redes sociales.

¿Alguna vez te has autocensurado? ¿Por qué?

No, yo no me autocensuro… prefiero que les cueste trabajo censurarme. Cuando he sufrido censura, más por las políticas de los medios que por alguna instrucción gubernamental, he preferido dejar el medio. Afortunadamente, hoy colaboro con medios respetuosos de la libertad.

Desde lo personal, ¿te consideras un periodista totalmente libre?

La libertad es un ideal; la libertad absoluta, una utopía. Cualquier periodista independiente enfrenta presiones. Además, el periodista no es el dueño del medio, y los dueños de los medios también tienen convicciones e intereses. Más que buscar una libertad total, el periodista debe mantener siempre la lucha por la libertad. Tendrá victorias y derrotas, es normal: tampoco el periodista es dueño de la verdad. La libertad más importante es la de seguir preguntando.

¿Cuál es el mayor obstáculo con el que se topa quien ejerce la profesión de periodismo o de investigación en este país?

El mayor reto hoy es la calidad de la información. Las redes sociales han promovido la difusión masiva del rumor y la información parcial o sesgada. Los profesionales del periodismo debemos demostrar que la información verídica, contrastada y verificada es indispensable. La función del periodista es dar a conocer lo que realmente sucede en una sociedad. No debemos ser propagandistas ni activistas. Bastante es ser periodista.

Sergio Sarmiento es periodista desde 1971, y tiene espacios en periódicos, radio y televisión. Es caballero de la Orden de las Artes y las Letras, de Francia, y ha recibido la condecoración de la orden de Isabel la Católica, del gobierno de España.

Federico Reyes Heroles
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Federico Reyes Heroles

¿Por qué necesitamos una prensa libre?

La libertad de prensa es el mecanismo por excelencia de autoregulación de las sociedades. Ejercerla es la mejor fórmula para denunciar desviaciones, errores, arbitrariedades e injusticias. Las sociedades deben estar en condiciones de libertad para decirse a sí mismas y así generar consensos o corrientes de opinión que modulen el ejercicio de gobierno. El quehacer profesional de la libertad de prensa supone una auténtica apertura a diferentes realidades. Buscar ese balance es complejo. Como dijera John Rawls, es la libertad madre de una sociedad libre.

¿Te consideras un periodista totalmente libre?

La verdadera libertad es una construcción objetiva y subjetiva. Se es verdaderamente libre cuando se cuenta con la estabilidad y la independencia económica que permiten al profesional alejarse de situaciones coyunturales para poder así otear lo más lejos posible. Para lograr esa condición, también se debe ser muy ponderado en el gasto, ya que los lujos generan dependencias.La condición subjetiva exige del periodista ser consciente de fobias y debilidades. Estar libre de ellas es imposible, pero al racionalizarlas se puede lograr un control. Por eso, antes de lanzar los dedos al teclado, se debe recapacitar en silencio sobre el estado de ánimo, para que las emociones no enturbien el trabajo profesional. Es en ese sentido que me considero libre.

Desde una perspectiva histórica ¿cómo calificarías la libertad de prensa en este momento?

La información instantánea o casi ha propiciado una suerte de ejercicio profesional en tropel. Lo más reciente tiende a desplazar al análisis de fondo. Las redes sociales han degradado y envilecido brutalmente el diálogo entre ciudadanos. Las elecciones emocionales, aquellas en las cuales las ideologías y doctrinas son reemplazadas por lecturas viscerales e irreflexivas, provocan un ambiente contrario a la reflexión y la sensatez. Lo fácil es dejarse llevar por la marea de insultos y descalificaciones gratuitas. Lo difícil es el control de las emociones. En este momento en particular, todos debemos ser conscientes de que el carácter pendenciero no ayuda a encontrar salidas serias a los retos de México.

¿Alguna vez te has autocensurado? ¿Por qué?

No en lo que escribo. En todo caso, cuando las conversaciones suben de tono, prefiero guardar silencio. Me considero un profesionista, no un predicador. De hecho, tengo como principio no huir de los temas espinosos o particularmente delicados. Me doy tiempo para meditar cuál debe ser la mejor aproximación, particularmente cuido calificativos y matices, pero no huyo de los temas.

¿Cuál es el mayor obstáculo con el que se topa quien ejerce la profesión de periodismo o investigación en este país?

No volverse esclavo de alguna fobia.

Federico Reyes Heroles es escritor de novelas, columnista y analista político, ensayista en diversos medios impresos.

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