Por: Bianca Pescador
Este hotel, cuyo nombre viene del italiano y significa “villa antigua”, pertenece al selecto grupo Small Luxury Hotels, el único en Morelos con esta distinción. Desde la entrada, limonada frappé con menta en mano, percibimos por qué. Cuenta con 12 suites, cada una bautizada con el nombre del artista italiano creador de la obra que la decora, llámese Paladino, Modigliani, Carrá, Guttuso o Depero.
Sus casi 50 colaboradores ofrecen un servicio excepcional, amable, eficaz y eficiente sin llegar a ser abrumador. Las instalaciones son de lujo y las amenidades de primer nivel: valet, menú de almohadas, bata, sandalias y productos para el baño Bvlgari, por mencionar algunas.
El restaurante, con la cocina a la vista, es toda una experiencia. Ambientado con música moderna al volumen perfecto y decorado con un gusto exquisito, sirve comida internacional con un toque italiano sin dejar atrás los platillos típicos mexicanos, como las enchiladas con plátano macho y la crema de hongos morelenses Tres Marías.
¿La parada obligada? El spa Maikiki, donde las terapeutas proveen todo tipo de tratamientos faciales y corporales con o sin aparatología utilizando productos Natura Bissé.
El jardín, adornado por un impresionante ficus, se renta para eventos de hasta 400 personas.
La alberca es otro spot imperdible. Rodeada de camastros, es el sitio ideal para leer, conversar o simplemente desconectarse de la rutina y el estrés… aunque sea por un par de días.
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