Foodie Revista Central

El cáncer te da dos opciones: te rindes o luchas

Por: Redacción CENTRAL 15 junio 2016 • 3 minutos de lectura

Hace 11 años, a Kike Guajardo le detectaron osteosarcoma (cáncer en los huesos). Sobrevivió, pero a los 21 se enfermó otra vez. Tras vencerlo de nuevo, se dio cuenta de que su misión era compartir su historia y así ayudar a otros a salir adelante

Compartir:

Fotos: Moisés Echartea

Por: Bianca Pescador

Jugaba futbol y hacía pesas, por eso Kike Guajardo pensó que la molestia en la rodilla era normal. Meses después, cuando no podía dormir por el dolor, visitó al doctor, quien le diagnosticó osteosarcoma. El tumor, que ya era del tamaño de una pelota de beisbol, se localizaba en el lado derecho de la pelvis. El procedimiento médico: retirar el hueso infectado. “Me pusieron una prótesis, pero se me infectó. Intentaron con un injerto, que es hueso de cadáver, pero mi cuerpo igual lo rechazó”, nos platicó el regiomontano durante su más reciente visita a la Ciudad de México.

Entonces aparecieron las estadísticas: “No sabía qué tan grave era, pero me dijeron que tenía 30% de posibilidades de morir, 10% de que me cortaran la pierna, 10% de que me quedara estéril, 20% de que regresara el cáncer, ¡y me regresó!, imagínate”, continuó Kike.

“A los 17 años y tratándose de tu vida esas cifras sorprenden mucho porque no sólo estaban hablando de mi presente, sino de mi futuro”, agregó.

Una fuerte cirugía fue el siguiente paso, de la cual salió avante no sin antes caer en una fase de depresión. “Fue muy difícil entender que estaba amarrado a unas muletas, que la gente se me quedaba viendo porque había adelgazado 20 kilos, no tenía pelo ni cejas… Cuando me decían ‘todo va a salir bien, no te preocupes’, yo pensaba ‘¿cómo puedes decir eso, cuando tú puedes correr y yo no?’. Era un rencor que tenía por ahí”, confesó Guajardo Miullet.

“La depresión es algo muy complicado”, comentó, “quieres buscar la salida pero no la encuentras. Yo no fui con psicólogos ni nada… Me hubiera gustado porque a lo mejor me hubiera costado menos”.

Pero hubo algo durante el proceso que se fortaleció: su relación con Dios. “Nunca lo he culpado. Él ha estado conmigo en todo momento. Sí, cuando tenía miedo le pregunté por qué a mí, pero créeme, cuando tienes un problema tan grave como el que tuve, no hay persona de carne y hueso que te pueda hacer sentir lo mismo que Dios”.

Kike Miullet


UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Un nuevo tumor apareció en el isquion, razón por la cual se lo quitaron. “Esta vez no me pusieron prótesis ni nada. Prácticamente no tengo nada del lado derecho de la pelvis, por eso se me subió la pierna hasta donde topó”, explicó.

¿Duele? “Todos los días… Me duele caminar, subir escaleras, meterme al carro, pero uno se acostumbra a eso”. Esta segunda vez, sin embargo, vivió la experiencia de una manera diferente. “Abrí los ojos. Dije ‘me habían dado una oportunidad para vivir y la desaproveché, ahorita me están dando otra. Lo más estúpido que puedo hacer es volver a caer’, y salí adelante”.

Tras vencer al segundo tumor, viajó solo a Iguazú donde, después de subir 300 escalones en muletas, descubrió que valoraba su vida -y todo lo que ésta le daba- mil veces más que los demás. “Me di cuenta de que nadie podía ver ni sentir lo mismo que yo, porque nadie había peleado por su vida igual que yo”, afirmó el egresado de Negocios Internacionales por la Universidad Regiomontana.

“Para mí, en ese momento, el mensaje de Dios fue: ‘de ahora en adelante, todo lo que hagas lo harás con pasión, con corazón; cada vez que te levantes agradecerás tener un día más de vida’. Y es cierto, yo cada vez que tomo agua ycomo, ¡lo gozo! A veces mis amigos se burlan y mi familia se ríe, pero es algo que el cáncer y Dios me enseñaron: el poder valorar las cosas”.

Al preguntarle si agradece lo que le pasó, aseguró que no del todo. “Obviamente no me gustaría volver a vivirlo. Nadie quiere pasar por dolor y agonía; lo que sí agradezco es la capacidad que tuve de sacarle provecho a las cosas malas, y que el cáncer me dio a mí y no a mi familia. El que me haya dado joven tiene pros y contras: dejé de hacer muchas cosas, pero me di cuenta de que estaba vivo muy temprano en la vida”.

Con un libro próximo a publicarse y la Fundación Kike the Miullet que ayuda con despensas y medicamentos a niños enfermos, Kike ahora busca dedicarse de lleno a ser conferencista.

“He dado pláticas en Colombia, Brasil, Argentina; mi sueño es presentarme en los auditorios de cada ciudad de mi país y llenarlos, obviamente. Mis conferencias son acerca de vencer las adversidades, porque mi problema se llamó ‘cáncer’, pero el de alguien más puede ser depresión, drogadicción, un divorcio, una pérdida… No importa, de todo se puede salir adelante”.

Kike Miullet

Si te perdiste la edición de mayo de Revista Central, la puedes leer en nuestra app para iPad.

×
X