Por: Beatriz Velasco
A finales de febrero de este año, la Cineteca Nacional proyectó la cinta El rey del barrio (1950), y lo hizo como si se tratara de su premier. ¿La razón? El filme fue meticulosamente restaurado hasta quedar tal y como su director, Gilberto Martínez Solares, lo había deseado.
Hay recuerdos valiosos que intentamos conservar nítidamente en la memoria, pero con el tiempo se vuelven borrosos; lo mismo ocurre con el acervo de la cinematografía nacional que, pese a resguardarse siguiendo las más altas normas de conservación, se va deteriorando con el paso de los años. Para atesorar y divulgar la filmografía mexicana surgió la Cineteca Nacional, en 1974.
Sobre los objetivos de la institución, su director, Alejandro Pelayo Rangel, puntualiza: “Desde su origen, tiene tres funciones esenciales: una que está relacionada con la difusión y exhibición de películas; la segunda, con los eventos educativos y culturales, y la tercera con la conservación y restauración de lo mejor del cine mexicano”.
Poniendo el foco de atención en el tercer punto fue que se creó el Laboratorio de restauración digital “Elena Sánchez Valenzuela”: “Al remodelarse la Cineteca, en el 2012, se contempló la instalación del laboratorio. Lo digital no solamente transforma al cine en la producción de películas, también en su restauración”, explica Alejandro.
LO QUE SE CONSERVA
El acervo y el laboratorio de restauración digital se ubican dentro de un área restringida en las instalaciones de la Cineteca Nacional; una pequeña puerta metálica, ubicada a un costado de la taquilla izquierda, es el acceso a un espacio dedicado a la preservación de la memoria fílmica.“Las cintas más antiguas datan de 1911, son materiales de la revolución y vienen en soporte de nitrato, que es el primer soporte cinematográfico”, comenta Carlos Edgar Torres Pérez, subdirector de Acervo, y abre un paréntesis para hablar sobre uno de los tópicos más controversiales del cine: “El nitrato es un material delicado, pero también es precioso, porque da una calidad maravillosa”.
No te pierdas de este artículo tan interesante, lo puedes encontrar en el ejemplar de Revista Central, edición junio 2019.
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