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Todos los caminos llevan a la Roma: Parte 1

Por: Revista Central 18 febrero 2019 • 2 minutos de lectura

La Roma: ¿cuándo se volvió tan popular?

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Roma Stage
Foto Central

En Central está latente la fiebre por la Roma: sus calles, sus vecinos, sus historias y todo eso que inspiró a Alfonso Cuarón a dirigir una de las películas más importantes de la historia contemporánea de nuestro país. Por eso, le pedimos a Alejandro Rosas que compartiera contigo sus historias favoritas sobre la emblemática colonia de la Ciudad de México.

En ésta, la PRIMERA DE SEIS entregas, te contamos cómo es que la Roma se convirtió en una de las zonas más populares de la capital del país.

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Por Alejandro Rosas

Para los habitantes de la Ciudad de México, la colonia Roma es parte de nuestra vida cotidiana; para quienes viajan a la capital, ya sea de otros estados de la República o bien del extranjero, la Roma será una experiencia nueva por sus aromas, por sus sabores, por sus colores y por sus historias. La cinta multipremiada ha devuelto a la colonia su esencia y la posibilidad de contar las miles de historias que se han escrito ahí desde hace más de 100 años.

Colonia Roma
Foto Archivo


Colonia Roma: El fraccionamiento del futuro

Calles de asfalto, saneamiento, anchas banquetas con sus arboledas, agua potable, parque, mercado y desde luego luz eléctrica; todo eso tendría un nuevo fraccionamiento que se anunciaba en la prensa capitalina. Tenía la singularidad de ser de los primeros fuera del área tradicional de la Ciudad de México que al comenzar el siglo XX, seguía siendo lo que hoy conocemos como el centro histórico. El futuro desarrollo inmobiliario ocupaba unos terrenos polvorientos, donde había potreros y baldíos. La zona era conocida como Romita.

En 1903 un empresario decidió invertir las buenas ganancias que durante años le dejó la joya de la corona de sus negocios: el famoso Circo Orrín, el más famoso del Porfiriato y en el que llegó a presentarse el célebre “clown” Ricardo Bell, compadre del mismísimo Porfirio Díaz.

Teatro Orrin
Imagen Archivo

Y como a los bienes raíces nadie les huye, Edward Walter Orrín se convirtió en el principal accionista de la “Compañía de terrenos de la calzada Chapultepec”, que fue la encargada de fraccionar los terrenos. Y como Orrín se codeaba con la crema y nata de la alta sociedad porfirista, decidió que había que hacer un fraccionamiento ‘a todo mecate’ y muy fifí, así que fue diseñado para albergar suntuosas mansiones, con bulevares al estilo parisino, amplios con dos hileras de árboles, y sobre todo, asfaltados ya no para los carruajes, sino para los automóviles que comenzaban a hacer historia.

Así fue como la colonia Roma se convirtió en el fraccionamiento del futuro en los albores del siglo XX. De los muchos “se dicen” que tiene la historia, uno muy peculiar es que la nomenclatura de las calles de la Roma –con sus nombres de estados y ciudades de la República-, se debe a que fueron los lugares donde triunfó el Circo Orrín, pero esto es falso. Lo cierto es que la nomenclatura por números que se había tratado de establecer a finales del siglo XIX para la Ciudad de México resultaba confusa, así que le facilitaron todo a todos.

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