Pablo Alborán; Un español en el Auditorio Nacional

Redacción Central

Cuando las luces se apagaron en el recinto de reforma, el público se alzó con un fuerte alarido, era el preámbulo que anunciaba que el autor de Saturno estaba por aparecer en el escenario, era la noche del Tour Prometo en la ciudad de México.

Los gritos alcanzaron más decibeles cuando Pabló Alborán se dejó ver para cantar ‘No vaya a ser’, ‘Pasos de acero’ y ‘La escalera’.

Fue después de su tercera interpretación que saludó el público, que para entonces, ya estaba de pie como lo estaría todo el concierto, “gracias por ser mi segunda casa, los amo, regresar es el mejor regalo”, dijo un Pablo visiblemente emocionado por la cálida recepción del público mexicano.

El concierto siguió con Dónde está el amor y Recuérdame, fue en los versos de esta última que Pablo improvisó con un “yo a México lo sigo donde sea”, provocando de nuevo los gritos y aplausos de sus fans, lo mismo cuando entre los acordes de Quien, dijo “gracias por no dejarme nunca solo”.

Durante poco más de dos horas que duró el concierto, Pablo interpretó 26 de sus éxitos y el público las cantó todas con él.

Generoso, en varias ocasiones recorrió de un lado al otro el escenario para saludar a los asistentes.

Fue después de cantar Quimera, que Pablo habló de lo que para él representa estar en nuestro país, “Venir aquí no es sólo un regalo para la carrera para cualquier artista, pero en mi caso, les aseguro que son años de vida, porque encontrarme con vosotros es energía pura, es un cariño sano, muy bonito”

Otro momento especial fue cuando en el escenario se dispuso de tres sillas altas y tres guitarras, Pablo se colocó al centro para tomar la de color negro en perfecta combinación con el atuendo que eligió para la ocasión. Vendrían entonces las interpretaciones de Perdóname, Te he echado de menos y Al paraíso.

La velada tuvo varios momentos que emocionaron al público, como cuando tocó las percusiones, o cuando dejó ver su atlética figura bailando provocativamente para complacer a quienes desde sus butacas no dejaban de aplaudirle.

Para entonces el público estaba totalmente entregado a Pablo, quien nunca dejó de seducirlo con frases como, “te amo México”, “si es tequila mejor” o “el que quiera gritar conmigo que grite”.
Después del momento acústico de la noche, reaparecerían todos sus músicos, seis en total para dar paso a Saturno, La llave, Boca de hule y otros éxitos.

Fue después de interpretar Vivir, que Pablo y su banda se reunieron al centro del escenario para marcar la parte final del espectáculo, se apagaron las luces solo para encenderse de nuevo cuando, en una sola voz, el público coreó ¡otra, otra, otra! y así fue, vendrían cinco canciones más, pero ahora el staff dispondría un piano de cola negro, con él, Pablo cantó Solamente tú y Prometo.

Para el cierre del concierto, con todos sus músicos y sin piano de por medio, el andaluz terminó por conquistar a los casi diez mil asistentes de la noche con Éxtasis y Vívela, antes de ésta última Pablo Alborán se despidió rematando, “Familia, la vida está pa’ vivirla”.