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Carlos II, el rey embrujado

Por: Redacción Central 18 junio 2019 • 2 minutos de lectura

Nació, creció y vivió enfermó. Siempre creyó que estaba hechizado

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Carlos II
Carlos II

Por Brisa Granados

Carlos II, quien fue rey de España entre 1665 y 1700, fue llamado “el Hechizado” debido a su pésimo estado físico, y aunque se sabe que todas su deformaciones y enfermedades fueron causadas por las relaciones incestuosas de su familia, pues su tatarabuelo (Carlos I) se casó con su prima; su bisabuelo (Felipe I) se casó con su sobrina; su abuelo (Felipe II) con su prima segunda, y su padre (Felipe IV) con su sobrina, él siempre se creyó embrujado.

Cuando Carlo II nació, el embajador de Francia escribió en una nota a Luis XIV: “El Príncipe parece bastante débil; muestra signos de degeneración; tiene llagas en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura”.

Con un año de edad Carlos II, tenía erupciones en la piel, supuración bajo el oído derecho y diarreas constantes.

Fue destetado hasta los cuatro años de edad, pues digería los sólidos con dificultad, y los médicos no se atrevían a eliminar la lactancia. Además tuvo problemas de aprendizaje, fue corto de estatura, cojo, epiléptico, y siempre al borde la muerte; todo a consecuencia de la endogamia, y era impotente.

Poco antes de su muerte estaba melancólico, temeroso y asustadizo de las tentaciones del diablo, y se mostraba inseguro si no estaban a su lado su confesor de cabecera y dos frailes, quienes dormían en su dormitorio todas las noches.

Ya todos en la corte estaban convencidos de que el denigrante estado de salud del Rey se debía a una actuación diabólica, y dicha suposición fue tema de conversación del Consejo de la Inquisición, quienes desestimaron el asunto por falta de pruebas.

Pero el monarca no quitaba el dedo del renglón sobre los temas de hechicería, y en enero de 1698 recibió en audiencia secreta al inquisidor general, el dominico Juan Tomás de Rovabertí, y le rogó que se aplicara a descubrir si estaba hechizado.

Rovabertí aseguró que el demonio le había “confesado”, mediante dos monjas exorcizadas, que Carlos II sí estaba hechizado, y que por ello no era apto para reinar, ni para procrear.

Desde entonces Carlos II comenzó a practicarse cientos de exorcismos sin resultado alguno.

Carlos II fue el último monarca de la Casa de Austria en España. Tras su muerte y sin descendencia alguna, comenzó a reinar la Casa de Borbón, procedente de Francia.

En la edición impresa de julio de revista Central te platicamos acerca de las consecuencias de la endogamia, que provocó demencia y deformaciones, que mataron a varios integrantes de los Habsburgo, reinantes en España en los siglos XVI y XVII, y que terminaron exterminándolos. No te pierdas el artículo.

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