Por Revista Central
Las abejas se están extinguiendo, y es cosa grave. Básicamente, porque son los insectos polinizadores más importantes del planeta, y sin ellas se detonaría un desequilibrio importante que afectaría a muchas cadenas naturales e industriales que, finalmente, terminarían por afectarnos a nosotros, la especie humana.
Black Mirror, serie producida por Netflix, se encargó de presentar escenarios futuristas desde muchas perspectivas, siempre con la tecnología como eje central de sus historias. En Hated in the Nation –último capítulo de la tercera temporada–, Charlie Brooker –guionista del episodio y creador de la serie– plantean un escenario distópico en el que todas las colonias se han extinguido por completo, por lo que las sociedades se vieron obligadas a sustituir a estos insectos con pequeños robots que se encargan de cumplir –entre otras tareas más ‘oscuras’, sobre las cuales se desarrolla la trama del capítulo– la función polinizadora en el planeta.
FICCIÓN MUY REAL
Ante la inminente desaparición de las especies de abejas, investigadores y empresas se han encargado de desarrollar, patentar e implementar el uso de pequeños drones que pueden viajar de planta en planta para polinizar y mantener el equilibrio natural.
En marzo del año pasado, Walmart presentó una patente de “abejas autónomas”, mismas que operarían por medio de cámaras y sistemas de navegación programables. Asimismo, estas ‘abejas robot’ podrían monitorear campos de cultivo, así como rociar pesticidas sobre ellos –lo cual resulta ciertamente irónico, si tomamos en cuenta que el uso excesivo de pesticidas es una de las principales razones por las que hoy las abejas están en grave peligro de extinción.
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