Disfrutable, oscura o con un toque de locura, la risa es un elemento más en la creación de una obra de arte que genera en el espectador una reflexión o una mezcla de emociones que despiertan interés.
Ya sea que se trate de plasmarla o de provocarla, la risa en el arte puede no ser el objetivo más deseado por parte de un artista; pero es, sin duda, una alteración en las emociones del observador que merece la pena experimentar.
Sigmund Freud dijo que la risa es una fuerza liberadora que nos ayuda a enfrentar mejor la dura realidad en la que existimos.
La risa ayuda a desahogar el desconcierto que generan las nuevas realidades. El llamado del artista hacia el despojo de la seriedad y el drama, lo llevan por el camino de la experimentación con la risa, la sátira, la ironía y el sarcasmo.
La comedia, bajo la ilusión de una mera diversión, constantemente manipula con gran agilidad, sucesos dolorosos o traúmaticos.
Si bien la risa se percibe desde su más simple superficialidad, no podemos obviar la profundidad con la que algunas obras literarias, teatrales, cinematográficas y plásticas, abordan delicados temas sociales a través de los lentes del humor, que amortiguan el dolor.
La imagen del artista a menudo nos es presentada como terrible y torturada, reforzando el arquetipo de artista atormentado que en sus heridas encuentra la energía para plasmar la grandeza de su arte; poco espacio ha quedado para la construcción de personajes menos solemnes e incluso humorísticos.
La evolución de la risa en el arte
Mientras que en el Medievo el arte con su representación de espiritual corporeidad rehuía del gesto de la risa, los dibujos de Leonardo intentaban explorar y plasmar la gestualidad del humor, con la genuina intención de mostrar la realidad de los gestos humanos.
En el mundo del arte, pocos artistas tan provocadores como Marcel Duchamp que en 1919 pintó, lapiz en mano, un bigotito sobre la imagen de “La Gioconda” en una postal barata y expusó un urinario en una muestra organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York.
El famoso urinario cumple más de cien años y sigue siendo una broma que abrió la puerta a la experimentación del humor en el arte más solemne.
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La cultura popular y la risa en forma de sátira
La risa como acto social, no puede negarse a la representación artística, sobretodo cuando es en el seno de una comunidad donde surge la crítica y con ello la sátira de la vida que se experimenta cotidianamente.
El bufón en la Europa de la Edad Media podía decirle “sus verdades” al rey, acto que de otro modo o viniendo de alguien más, hubiera sido considerado como ataque. Así en la actualidad, el arte o las expresiones artísticas pueden realizar a través del humor críticas que serían inaceptables de otro modo.
En la sociedad mexicana, la cultura popular apela de manera continua a la sátira y el humor para generar una espontánea y estentórea risa. Algunos artistas, especialmente caricaturistas como Rius o Trino, plasman a través de sus viñetas su visión del mundo, el color con el que la cultura mexicana maneja su día a día y hechos surreales que ocurren de manera habitual; sin dejar de lado su crítica política, social y filosófica.
También podemos mencionar el trabajo de Pablo Helguera, quien realiza incisivas obervaciones del mundo del arte, que el creador mexicano plasma en sus caricaturas. Radicado en Nueva York ha sido reconocido por su ironía amable y finísimo humor que presenta en su obra.
Foto: Metro CDMX
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