Con frecuencia se habla de “las joyas de la corona” en nuestro contexto social, pues dicha expresión la utilizamos para referirnos a tesoros personales, o algo que destaca de sobremanera, pues sabemos que estas piezas, elaboradas para la máxima representación de la monarquía, tienen un valor inimaginable, sobre todo en la actualidad, donde también tienen un enorme peso histórico.
Cada familia real ha lucido joyería única, y extremadamente valiosa, tal es el caso de España, que destaca por los motivos religiosos y con su relación con el descubrimiento de América, o las joyas de la Corona británica, las cuales pudimos ver en todo su esplendor durante la coronación del rey Carlos III.
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Todas y cada una de ellas están cargadas de historia, y en muchos casos, de misterio, e incluso drama, pero si de juntar cada uno de estos elementos se trata, las joyas de la Casa Saboya de Italia son un ejemplo perfecto, que hasta la fecha sigue causando polémica.
El conflicto comienza en Italia el 29 de julio de 1900, tras el asesinato del rey Humberto I en la ciudad de Monza, a manos del anarquista Gaetano Bresci; en venganza de la Masacre de Bava-Beccaris, que se produjo en Milán dos años antes; lo que llevó a la reina Margarita a entregarle las joyas de la Corona a su nuera, la reina Elena de Montenegro, quién ascendió al trono tras la muerte del monarca, a lado de Víctor Manuel III de Saboya.
Con el paso de las décadas, y tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el regente italiano huye de Roma en 1943 tras la invasión de Alemania a Italia, las joyas de la casa Saboya fueron resguardadas dentro de una caja forrada en terciopelo azul y colocada en una caja fuerte en el Banco de Italia, o eso es lo que el ejército Nazi pensaba, pues cuando llegaron a esta caja fuerte, la encontraron completamente vacía. En realidad, este tesoro real fue escondido en el Palacio de Barbelini por medio de un túnel construido en el siglo XVI para mantenerlas seguras.
Con la caída del Fascismo al finalizar el conflicto bélico, Víctor Manuel III se encontraba en una posición desfavorable tras haber apoyado a Benito Mussolini, lo que suscitó un voto del pueblo italiano para definir si la monarquía seguiría o no, quienes decidieron acabar con el reinado de la Casa de Saboya y convertir a Italia en una república en 1946, lo que generó la pregunta sobre quienes son los dueños de las joyas, si los herederos de esta familia de aristócratas, si se reparte entre los italianos, o forma parte del patrimonio del país.
Al estar las joyas en el Banco de Italia, se han mantenido confiscadas en este complejo, pero el debate de los verdaderos propietarios de dichos tesoros las han mantenido ahí por más de 80 años, lo que incluso llevó a los descendientes de la casa de Saboya a demandar a dicho organismo en 2022, con la finalidad de reclamar las joyas de la Corona, cuyo valor asciende a 300 millones de euros, y está conformada por 6732 piedras preciosas (gemas y diamantes), además de 2000 perlas.
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