Se dice mucho que “no debemos juzgar un libro por su portada”, y en este caso, la frase aplica perfectamente para Drácula: Mar de Sangre, y es que el título en español podría darnos a entender que se trata de alguna película de cine B donde vemos al conde Vlad en su faceta de pirata, o luchando contra algún megalodón, sin embargo, esto está muy alejado de la realidad.
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El título en inglés nos deja entrever más sobre la trama, pues la cinta tiene como nombre real The Last Voyage of the Demeter, traducido a El Último Viaje del Demeter, una referencia más oscura a la obra de Bram Stoker, donde se menciona que el vampiro es transportado por mar desde Valaquia (al sur de Rumania) hasta Inglaterra, en un navío donde los tripulantes creen que solo llevan cajas llenas de tierra.
La cinta toma como base la bitácora del Demeter; uno de los capítulos favoritos de los amantes del libro, que describe este viaje vagamente en los textos de Drácula; profundizando más en este tramo marítimo que, de entrada, si ya has visto cualquier película de este ser de la noche, sabrás como termina la nave en las costas de Whitby, en Reino Unido.
Muy a pesar de que muchas personas ya se imaginan el desenlace de esta tragedia gótica convertida en filme, resulta bastante interesante conocer el punto de vista de Universal Studios de una sección tan poco recurrida en las tantas adaptaciones de Drácula en la pantalla grande, y ya con esto en mente, la trama toma otro sentido.
Con una duración de prácticamente 2 horas (1:59, para ser más precios), Drácula: Mar de Sangre nos lleva más allá del séptimo capítulo de la obra de Bram Stoker, y nos presenta al capitán, dos oficiales y cinco tripulantes que no se imaginan lo que lleva ese cargamento, aparentemente de tierra.
La trama ocurre bajo la dirección de André Øvredal, conocido por su excelente cine de terror, con películas como La Autopsia de Jane Doe, Trollhunter e Historias de Miedo Para Contar en la Oscuridad.
La trama tiene sus pros y sus contras, pues definitivamente no es The Autopsy of Jane Doe, la obra más terrorífica del director noruego, pero sí nos entrega un grupo de tripulantes que rápidamente roban el cariño de la audiencia, además de un manejo de la atmósfera bastante bien nivelado, que nos lleva de momentos felices, al suspenso, e incluso al terror, sin tomar en cuenta sentimentalismos.
Otro punto muy positivo es la forma en la que te presentan a Drácula, pues se olvidan del hombre guapo y bien vestido que nos han mostrado en la mayoría de adaptaciones pasadas, y nos entregan a un ser monstruoso, con facciones cercanas a un murciélago, que nos recuerda que esta criatura de la noche ha perdido gran parte de su humanidad, además de ser cruel y despiadado.
Por otro lado, la película puede llegar a sentirse lenta en la transición del primer y segundo acto, y puede que el despertar de Drácula en el Demeter pueda llegar más tarde que temprano, además de recurrir a un par de jumpscares que pueden ser innecesarios.
A pesar de los aspectos negativos, Drácula: Mar de Sangre (The Last Voyage of the Demeter) es una historia nueva, que retoma la esencia de lo que realmente representa el conde, olvidando las adaptaciones más modernas del personaje, y que resulta una cinta imperdible para los fans de Bram Stoker.
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