A poco más de una hora de Wellington, en la costa salvaje de la Palliser Bay, un camino serpentea entre colinas verdes y ovejas pastando, hasta desembocar en un refugio que parece suspendido en el tiempo y el paisaje: Wharekauhau Country Estate. En este rincón remoto del mundo, el lujo no se mide por la ostentación, sino por el silencio, la vastedad y la impecable atención al detalle.
La historia de Wharekauhau se remonta a 1844, cuando fue fundada como una estación ovejera. En las últimas décadas, ha sido transformada en uno de los lodges más exclusivos del hemisferio sur, parte del sello Relais & Châteaux. Hoy, combina la calidez de una casa de campo eduardiana con la sofisticación de una hospitalidad de primer nivel. Todo, sin alterar su esencia rural ni su relación con la tierra.
Su pertenencia a Relais & Châteaux –la prestigiosa asociación francesa que agrupa a los hoteles y restaurantes más refinados del mundo– refleja una filosofía centrada en el arte de vivir, la autenticidad local y la excelencia gastronómica. Esta distinción implica un compromiso con la historia del lugar, el sentido de pertenencia y una experiencia profundamente sensorial.
Wharekauhau abraza su carácter neozelandés con elegancia serena, sin artificios, fiel a sus raíces y al paisaje que lo rodea.
Las suites, distribuidas como cabañas independientes, ofrecen vistas abiertas al océano o al monte. Cada una cuenta con suelos de mármol calefactados, chimeneas de leña, camas de cuatro postes y detalles que recuerdan que aquí todo ha sido cuidadosamente seleccionado, desde los textiles hasta las obras de arte. Para quienes buscamos aún más privacidad, la Foley Villa –con piscina climatizada, chef privado y espacios generosos para seis personas– propone una experiencia de retiro absoluto.
La gastronomía sigue la filosofía farm-to-table, alimentada por huertos propios, proveedores locales y la generosidad del mar. Cada comida, dirigida por la chef Norka Mella Munoz, se convierte en una narrativa sensorial que cambia con las estaciones y que puede acompañarse con etiquetas de Martinborough o botellas raras de la impresionante cava de la propiedad.
Wharekauhau continúa siendo una granja en operación, con ovejas Romney y ganado Angus. Quienes lo deseamos podemos recorrer sus campos, participar en demostraciones y entender cómo la tradición agrícola convive con la hospitalidad de lujo. No sorprende que miembros de la realeza británica y figuras internacionales hayan elegido este refugio para desconectarse del mundo.
En Wharekauhau, la naturaleza impone sus ritmos y la experiencia se despliega sin urgencias. Es un lugar para caminar descalzo por los campos húmedos, dejarse llevar por el rumor del viento y redescubrir el placer de lo esencial. Quien llega, rara vez se va igual.
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