La sonrisa es una de las características más recordadas por las personas, lucir unos dientes sanos es sinónimo de higiene y brinda más confianza al momento de hablar, por lo que cuidarlos es crucial para mantenerlos libres de caries y enfermedades que puedan opacarlos.
En el día a día, el cuidado de los dientes debe ser una constante, desde no olvidar nuestras visitas periódicas con el dentista hasta seleccionar bien los alimentos que puedan nutrir nuestro cuerpo y que no contribuyan a que los dientes sufran daños, sin embargo, hay una serie de hábitos que llevamos a cabo sin pensar en las consecuencias que podrían traer a nuestra dentadura, los enlistamos a continuación para que los evites lo más que puedas.
Dulces
Sí, desde pequeños nos piden que no comamos tantos dulces porque podríamos padecer caries, y sí, los caramelos son los mayores enemigos de nuestros dientes, al consumirlos estamos haciendo que su superficie se debilite y las bacterias tengan el ambiente perfecto para atacarlos.
El ingrediente principal de los dulces es la sacarosa, un hidrato de carbono idóneo para las bacterias de la boca. Cuando consumes alimentos con alto nivel de azúcar, las bacterias digieren fácilmente la sacarosa, mientras sucede este proceso, se producen ácidos que dejan más susceptible la superficie de los dientes, la consecuencia: caries.
De acuerdo con el National Institute of Dental and Craniofacial Research de Estados Unidos, estos ácidos dañan a los dientes durante los primeros 20 minutos después de comer, mientras más alimentos azucarados consumas en el día, tus dientes estarán más expuestos. Cepillar tus dientes después de cada comida será la clave para evitarlo.
Fumar
Además de que la nicotina es nociva para la salud del cuerpo en general, tus dientes podrían padecer las primeras reacciones adversas ya que puede oscurecer su esmalte y mancharlos, sin olvidar que también provoca enfermedades en las encías.
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Masticar hielo
Algunas personas tienen el mal hábito de morder hielo y en general cualquier objeto duro como lápices o tapas de lapiceros, morder cosas duras puede romperlos o fisurarlos, en el caso del hielo además de provocar que se rompan, los hace más sensibles a cambios de temperatura.
Morder tus uñas
Si en momentos de estrés eres de las personas que suele morderse las uñas en automático, lo mejor será que lo pienses dos veces, o que recurras a un profesional para realizar terapias ocupacionales que te ayuden a evitarlo, morder las uñas de manera constante puede provocar que comiences a rechinar los dientes.
Bebidas carbonatadas en exceso
Las sodas o refrescos contienen exceso de azúcares y edulcorantes, consumirlos provoca el mismo efecto en el caso de los caramelos o alimentos en alto nivel de azúcar, debilitan la superficie de tus dientes y provocan caries.
Cepillar tus dientes con fuerza
El uso de la fuerza al momento de lavar tus dientes no significa que cuando termines estén más limpios, al contrario, no retirarás correctamente los restos de comida, dañarás tus encías y hasta podrías hacer que se retraigan, es decir, que comiencen a retroceder y a la larga dejar la raíz del diente expuesta, algo que te dará sensibilidad y hasta la posibilidad de perder la pieza dental.
Usar un cepillo no adecuado
Existen variantes de cepillos en tamaño, texturas, suavidad, como hay distintas características de bocas en el mundo, por lo que buscar el que más se adecue a ti será óptimo para lavarlos con delicadeza y dejarlos limpios.
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Una visita periódica con tu dentista, lavar tus dientes después de cada comida, el uso de hilo dental y el cepillo adecuado a tu cavidad bucal serán cuidados que son importantes para la salud de tus dientes.