Salud suena a medicina. Aunque lo sean, los problemas de salud y la medicina no suelen verse como asuntos de jóvenes. Nada más lejano de la realidad, ya que el concepto actual de salud implica algo que nos atañe a todas y todos: el bienestar.
En otras palabras, salud sexual quiere decir bienestar sexua , y dado el ambiente cultural que vivimos alrededor de los temas sexuales podríamos decir que las dificultades para sentirnos bien con la sexualidad nos ocurren a todas y todos.
Ahora bien, otra cosa que suele generar confusión es el mismo concepto de sexualidad. Para algunos se limita a lo vivido con el acercamiento erótico a otra persona, y más frecuentemente entendido como la experiencia coital (la fecha del primer coito aun se registra como el inicio de la vida sexual). Sin embargo, limitar el concepto de sexualidad al coito o sus resultantes frecuentes como el placer sexual, el orgasmo o el embarazo es una visión que reduce la complejidad de nuestra sexualidad.
Hay varias dimensiones que resultan centrales para tener bienestar sexual: ¿cómo nos sentimos con nuestra identidad sexual, con nuestro ser hombres, nuestro ser mujeres?, ¿Cómo nos relacionamos afectivamente con las personas con las que desarrollamos intimidad?, ¿Cómo vivimos nuestra orientación sexual? ¿Qué hacemos y cómo nos hacemos responsables de nuestras posibilidades reproductivas? Y, desde luego,¿Cómo vivimos el placer sexual?
Bienestar se relaciona con estar bien, y estar bien necesariamente nos relaciona con el bien, lo bueno y lo deseable. Aquí otra vez aparecen problemas porque no todo el mundo piensa lo mismo alrededor de lo bueno en las cosas sexuales.
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Algunos proponemos ideales para identificar lo bueno en la sexualidad: se necesita ser libre, se necesita poder vivir nuestra sexualidad a plenitud, se necesita conocer nuestros cuerpos y nuestras posibilidades y, al mismo tiempo, desarrollar una responsabilidad tanto para nosotros mismos como para con los demás.
Pero este ideario personal no es tan único, el reconocimiento internacional de los derechos humanos nos permite identificar en ellos el mínimo bienestar al que todo ser humano debe poder acceder.
Los derechos humanos relacionados con la sexualidad se llaman derechos sexuales, y por ello, cuando el cuerpo con sus enfermedades, la persona con su mente, la familia con sus reglas, la comunidad con sus ideas o el país entero con sus leyes dificultan el ejercicio pleno de los derechos sexuales, los problemas de salud sexual aparecen.
Algunos problemas sexuales nos agiobian mas que otros: la violencia sexual quizá esté a la cabeza, la discriminación y violencia a las diversidades sexuales (aquellas personas que no viven su sexualidad de acuerdo a las mayorías), los embarazos no deseados y también las multiples dificultades para experimentar el placer sexual (llamadas disfunciones sexuales).
Para muchos de estos problemas existen ayudas eficaces, para otros, además de la ayuda individual o en pareja se requiere de acciones comunitarias, sociales y de política más amplias.
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¿Cómo conservar la salud sexual y prevenir los problemas?
Hay algunos consejos que son siempre útiles:
- Informarse de buena fuente: Hay de todo por ahí, lo recomendable es fijarse en quien propone la información, en Amssac tenemos mucha información disponible en AMSSAC .
- Conocer nuestro cuerpo y atenderlo cuando algo no ocurra como se espera. En Amssac tenemos un servicio de atención a los problemas sexuales.
- Defender la libertad sexual es responsabilidad de todos.
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*Dr. Eusebio Rubio Aurioles es Director General de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C. (Amssac).
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