En la vida real, las ojeras son un accesorio que “estamos acostumbradas” a llevar casi diario, pero lo que no nos habían dicho es que lo podemos quitar de una vez por todas, restarle años a nuestro rostro y agregarle esa luz de juventud que aún tenemos.
Existen diferentes tipos de ojeras y activos que ayudarán a que disminuyan, obvio que el tratamiento oportuno y la constancia son factores clave para ello, además de agendar una visita a tu dermatólogo para recomendarte el mejor tratamiento para tu piel.
Te enlistamos los diferentes tipos de ojeras que existen y su tratamiento para que identifiques cuál podría ser la tuya y el posible tratamiento a seguir.
Ojeras vasculares o circulatorias
Distinguirlas será fácil, son de color azulado, rosáceo o púrpura, color que desaparece si estiras un poquitín (sin lastimarte) la piel de la zona. Son causadas por la dilatación de los vasos sanguíneos y el adelgazamiento de la piel.
Los activos que más se usan en el contorno de ojos junto con un masaje de drenaje linfático son: la cafeína, Gynko biloba, árnica y derivados de la vitamina K.
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Ojeras hereditarias
Lamentamos decirte que muchas afecciones y atributos de nuestro cuerpo son mera genética, si tus papás las tienen o varios miembros de tu familia las padecen, podrías tener tú también. Son esas ojeras de color marrón que aparecen gracias a una mayor producción de melanina en la zona debajo de los ojos.
Para disminuir su apariencia busca contornos de ojos que contengan activos despigmentantes y antioxidantes de vitamina C y E, aunque lo más recomendable sería recurrir a los tratamientos estéticos con tu derma.
Ojeras transitorias
¡Levante la mano quién las ha tenido! Son las ojeras más comunes causadas por cansancio, falta de sueño o estrés. Lo más recomendable es relajarte, dormir, y aplicar compresas frías en la zona del contorno de ojos, debes ser cuidadosa y no aplicar hielo directo ya que esa parte del cuerpo es muy delicada y puedes irritarla más de lo que ya está.
Ojeras hundidas
Son las más notorias de identificar, en lugar de tener una apariencia inflamatoria, tienden a marcar una “zona hundida”, como si fuera una trinchera. Aparecen por el envejecimiento y disminución de grasa, incluso dan “apariencia demacrada” al rostro. Será necesaria la visita a tu dermatóloga para revisar tu caso y que juntas lleguen a la mejor opción.
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Recuerda que es mega importante acercarte a los expertos de la salud para llevar a cabo cualquier valoración y medicación. Cuídate.