El arte en México tiene una fuerte conexión con el contexto social y político que se vive en el país, pero un movimiento que trascendió más allá de una narrativa de conflicto e ideología fue el Muralismo Mexicano. Este, que comenzó en la época de la Revolución, fue reconocido por los grandes pioneros que utilizaron brochas y pinceles para exponer sus ideas y la situación en la que se encontraba la República Mexicana.
En un territorio dividido, en plena guerra para oponerse al mandato de Porfirio Díaz, estos artistas comienzan a utilizar sus obras para dar un mensaje a la sociedad donde se expresaba la lucha real del pueblo. Entre significados y simbolismo, el muralismo fue evolucionando e incrementando su impacto con el paso de los años, especialmente en el periodo postrevolucionario.
Durante la década de 1920, en un país que se encontraba en una situación política inestable tras la caída de Díaz, el Muralismo alcanzó una época dorada que se mantuvo por décadas. Tomando elementos de la cultura prehispánica, el folclore colonial de la época del Virreinato y el expresionismo, las mentes detrás de esta disciplina deciden romper lo establecido en los libros, por un arte distinto y retador.
Los murales no siempre eran “bonitos” o “estéticos”, por el contrario, muchos eran imponentes y estaban ideados para causarle al espectador sensaciones como incomodidad, ira o tristeza. Grandes como Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera no solo reflejaron la situación histórica del país al momento, algunos de sus murales eran homenaje a grandes momentos históricos en México.
Tal es el caso del Tormento de Cuauhtémoc, de David Alfaro Siqueiros, ubicado en el Palacio de Bellas Artes, donde el artista imprime el trágico momento en el que el ejército español quema los pies del gobernante. Entre las llamas, podemos notar el sufrimiento de Cuauhtémoc, mientras aprieta los puños con fuerza, para soportar la tortura y no entregar al pueblo mexica.
La Independencia de México es un punto clave de la historia que ha sido detallado por las mentes detrás del Muralismo Mexicano y resulta imposible no pensar en el evento más importante en la historia de México que el Retablo de la Independencia de Juan O’Gorman. Este trabajo presenta de forma detallada cada suceso que culminó en la derrota del Imperio Español, desde el Grito de Dolores, Los Sentimientos de la Nación de Morelos e, incluso, los distintos estandartes que se elevaron durante el conflicto.
#VivaMéxico
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) September 16, 2019
Retablo de la Independencia (fragmento)
Por Juan O'Gorman pic.twitter.com/HF5Vl92OMo
Otro mural de este periodo es el reconocido Hidalgo Incendiario de José Clemente Orozco, un imponente retrato del Padre de la Patria, con una mirada tan intensa que parece cobrar vida. Aquí, la antorcha de la Independencia parece quemar hacia afuera de la pared, como si las llamas nos abrazaran dentro del Palacio de Gobierno de Jalisco.
En el caso de Diego Rivera, uno de sus proyectos más ambiciosos, ubicado en el Palacio Nacional de México, lleva por título La Epopeya del Pueblo Mexicano, que repasa la historia del país, desde la fundación de Tenochtitlán, hasta la modernidad mexicana del siglo XX, donde podemos ver pistas de la ideología marxista, que a Rivera parecía fascinante.
#15DeSeptiembre 🇲🇽
— Museo Diego Rivera Anahuacalli (@anahuacalli) September 16, 2018
El mural “Epopeya del pueblo mexicano”, realizado por Diego Rivera, cuenta la historia de México a través de los siglos plasmando en la parte central la Independencia de México. pic.twitter.com/SQwRUCjKKJ
El Muralismo Mexicano es, posiblemente, la manifestación artística de la cultura mexicana más arraigada a nuestra historia, nuestro origen y nuestra modernidad, que deja de lado la estética y la técnica y la sustituye por poderosos mensajes, ideología, representación e historia.
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