Por: María Velasco
1. Un año más, un salón nuevo y con ello múltiples grupos de WhatsApp -the horror-. No temas, silénciales por un año y ¡voilà! Nos puedes agradecer después.
2. A menos que tus hijos sean los bullies, es momento de lidiar con unos nuevos, desconocidos y seguramente peores que los del año pasado. Invoca a tu inner Cruella de Vil.
3. Si no quieres que estén todo el día echados en el sillón, inscríbelos a todas las clases que puedas y ponte tu camiseta de Uber porque es en lo que te convertirás -menos la paga-.
4. Prepárate, ya que estés en tu cama, lista para disfrutar unos minutos a solas ¡sorpresa! Entra Santi con el ya típico “Ma… se me olvidó que mañana tengo que llevar una cartulina verde” *desata todos los poderes de Lucifer*.
5. Como tus vástagos creen que eres la mejor y que nadie cocina como su ma, dijeron que tú ibas a hacer el pastel para todos los cumpleaños del salón. Adorables ¿no?
6. Primer día de clases: “Ma, miss Ody es la mejor, es superlinda y no nos dejó tarea”. Segunda semana de clases: “¡Odio a Miss Ody! Todo el tiempo nos deja tarea y nos regaña”. Respira profundo.
7. Ve practicando la tabla del 7 porque los exámenes bimestrales no perdonan y aunque tú ya pasaste por esto hace unos cuantos años, es momento de desempolvar ese ábaco.
9. Primer mes y ya perdieron el suéter, los pants se les rompieron y mancharon la camisa con salsa Valentina. A que quisieras volverte chango.
10. Por si todo esto no fuera suficiente, te toca la ronda ¡corre que llegan tarde! Y no quieres ser esa mamá a la que todas juzgan: “Pobres de Santi y Emilio, con esa mamá…”
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