Por Iván Hernández
Muchos han buscado la fuente de la eterna juventud en rituales y tratamientos de belleza cada vez más sofisticados, sin embargo, el remedio contra las arrugas podría estar más allá de un facial.
Un estudio de la Universidad de Copenhague encontró que las personas que tienen un bajo nivel socioeconómico son más propensas a envejecer prematuramente.
La investigación detalla que el sistema económico actual orilla a las personas que perciben menores ingresos a caer en deudas, lo que a su vez trae como consecuencia mayores niveles de estrés y ansiedad, mismos que provocan que sea más rápido envejecer.
Después de cuatro años, las personas que experimentaron algún periodo de pobreza tuvieron un desempeño más bajo en cuanto a capacidad física, función cerebral y nivel inflamatorio.
Es decir, lo que halló esta prueba fue que el envejecimiento en condiciones precarias no solo es físico, sino también cognitivo.