Por: Paola Martín Moreno

Sin importar tu preferencia alimentaria y dejando de lado la vanidad, conocer y distinguir los componentes y las referencias de lo que ingieres (gomitas de azúcar son un no-no), así como de tus básicos de belleza (vitaminas, maquillaje y champú incluidos), puede hacerte la vida más sencilla y sí, más sana. Aquí, una lista de los indicadores que debes memorizar de las etiquetas o preguntarle a tu marchante:

OGM
Organismo Genéticamente Modificado, o transgénico mediante ingeniería genética. Los más habituales son el maíz, la soya, el azúcar, la canola, los lácteos y los derivados de éstos, así como una gran variedad de verduras.

Orgánico
Frutas, verduras y legumbres cultivadas sin pesticidas y regadas con agua no tratada. El ganado orgánico es el grupo de animales que nutren con granos orgánicos y/o en estilo de libre pastoreo que significa que consumen pasto.

Grasas Trans y Monoinsaturadas
Las primeras, al igual que las saturadas, son malignas ya que se solidifican a temperatura ambiente (papas fritas, masa industrial, margarina). Las segundas son las saludables, al igual que las polisaturadas pues su estado es líquido aunque se solidifican al enfriarse (aguacate, aceites vegetales).

Parabenos
Sustancias conservantes que se encuentran en muchos cosméticos. Junto con el fenol-fenil preservan la vida del producto.

Colorantes
Tinturas que además de aportar color, pueden modificar el ADN y provocar diferentes cánceres, según La Agencia Estatal CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas en España). Por ejemplo, el Amarillo Núm. 5 durante el embarazo es altamente perjudicial por el activo tartracina.

Gluten
Proteína que se encuentra en las harinas del trigo, la cebada, el centeno y la avena, así como en sus variantes. Personas con intolerancia o alergia deben seguir una dieta celiaca.

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