Por: Brisa Granados
¿Sigues sintiendo nervios al pisar este escenario?
De hecho el nervio se multiplica por un millón porque es un lugar que tiene mucho peso musicalmente hablando y siempre impone.
¿Qué hay en tu camerino durante un concierto así?
Nada especial: fruta, frutos secos, flores y una botellita de mezcal o tequila para festejar después.
¿Cómo es tu ritual antes de subir al escenario?
Media hora antes me quedo sola. Y lo que pasa después no es nada glamoroso: los músicos y yo juntamos nuestras manos y gritamos “1, 2, 3, ¡mierda!”
¿Qué tan fácil o difícil es ser Ana Torroja?
Cada día es más sencillo, porque cada vez me reconcilio más con la fama. Me ha costado mucho ese tema porque no soy ostentosa y disfruto ser Ana a secas, sin tantos lujos, ni complicaciones. Ahí la llevo con ese tema.
¿Qué le dirías a la Ana que entró hace 39 años a Mecano?
Sigue tu instinto, disfruta, crece y sigue aprendiendo. No pienses que porque ya estás arriba debes dejar de estudiar y evolucionar.
¿Cómo es un día en tu vida?
Me levanto temprano, preparo el lunch de mi hija (Jara), la llevo al colegio, voy al gym y contesto correos. Cuando no trabajo, me dedico mucho a ella.
¿Cuál es el chisme más tonto que te han inventado?
Que estaba embarazada de gemelos. Y el más incomodo que me había muerto, fue hace mucho tiempo.
Si quieres leer cuáles son las reglas de Ana Torroja para salir de gira, lo puedes checar en la versión para iPad de nuestra edición de septiembre.