Bienestar

Qué es el síndrome de la princesa y cómo afrontarlo

Por: Marilú Morales 20 abril 2024 • 3 minutos de lectura

Las mujeres que crecen con el síndrome de la princesa a menudo tienen relaciones tóxicas.

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Qué es el síndrome de la princesa y cómo afrontarlo
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El libro se abre y el cuento comienza: una hermosa princesa atormentada necesita de un príncipe para ser salvada y vivir feliz. Cualquier película de hadas en la ficción es un ensueño, pero en la vida real podría ser una compleja situación.

Jennifer L. Hartstein, psicóloga de Psychology Today, establece que a pesar de que el Síndrome de la Princesa no se encuentra en un libro de medicina, niñas y mujeres viven con él diariamente.

¿La razón? La educación en los primeros años de vida y los estímulos del exterior. La sobreprotección impide que las infancias descubran cosas por sí mismos y en el mundo, desde siempre se han presentado mensajes de que ser princesa es la mejor versión de una mujer que puede haber, que son inexplicablemente bellas, delicadas, y aunque tienen todo para triunfar, prefieren esperar a que alguien más les ayude para conseguir lo que quieren.

Lo anterior, aunado a la sociedad actual que se centra en la mera apariencia, se refuerza la imagen que desencadena el síndrome.

¿Qué es el Síndrome de la Princesa?

En la definición de Hartstein, el Síndrome de la Princesa ocurre cuando una persona vive su vida como si se tratara de un cuento de hadas, es decir, poniendo su esfuerzo y atención únicamente en las cosas bonitas, creer que es el centro de atención del mundo y una obsesión por la apariencia física.

¿Qué consecuencias trae el Síndrome de la Princesa?

En las infancias, el síndrome se presenta cuando asumen que el mundo está a su servicio, así sean sus propios padres, familiares cercanos o maestros. Generalmente en lugar de pedir, ordenan y esperan siempre a ser los primeros en todo aunque interrumpan a las personas mientras hablan.

Estas actitudes pueden ser confundidas con rebeldía o rabietas del propio crecimiento, sin embargo, pueden causar problemas en el futuro, influyendo en el autoestima, en su dependencia de los demás, y en la percepción de su valor.


Las mujeres que han crecido con el síndrome de la princesa son dependientes emocionales que necesitan del afecto de otra persona para sentirse bien por lo que suelen desarrollar relaciones tóxicas.

Se idealiza al género masculino y se busca la perfección.

Asimismo, aunque pueden llegar a ser manipuladoras y creer que tienen el poder de mover a la gente, también sufren de baja autoestima y de la poca inspiración para hacer cosas por sí mismas.

Síndrome de la princesa
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abril 06, 2024 07:45 AM • 4 minutos de lectura

Las claves para superar el Síndrome de la Princesa

La psicóloga, Jennifer L. Hartstein estipula que en lugar de evitar los estímulos del exterior sobre los mensajes poco favorables que hay sobre la mujer y su papel en el mundo, los padres deben trabajar en casa sobre una imagen real de sí mismas y de autosuficiencia.

Evitando ciertas permisiones sobre su conducta que lleven a crecer el síndrome:

“Como padre, usted puede enseñarle a su hija cómo reemplazar los ‘síntomas de princesa’ por ‘valores de heroína’.

Adiós a las recompensas rápidas

Si quiere un objeto en el momento, el punto es enseñar a ser pacientes, comprándolo hasta el siguiente fin de semana o bien, en fechas especiales. Eliminar la gratificación instantánea le ayudará a desarrollar una actitud más saludable para obtener las cosas no tan pronto como decide que las quiere.

Pequeñas tareas

Enséñale que debe realizar tareas antes de hacer lo que quiere. Por ejemplo, enseñar que antes de salir puede recoger sus juguetes. De esa forma, cuando crezca será fácil mostrarle que a cada acción hay una reacción y está en sus manos hacer que las cosas sucedan.

Superar el Síndrome de la Princesa
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Ayúdala a encontrar su voz

Anímale a hablar y hacer preguntas. Tómate el tiempo para hablar con ella.

Se un individuo es bueno

Querer lo que otros niños tienen es común. Enséñale que es bueno ser un individuo y a aceptar sus diferencias. A medida que crezca, desarrollará un fuerte sentido de sí misma, de sus gustos y disgustos, y de cómo determina lo que hará o no hará.

¿Princesa?

Como padre, evita construirle a tu pequeña un castillo en tu mente. Mírala como un futuro adulto que se vale por sí mismo, que sabe lo que quiere y que no depende de los demás, ni les hace daño. Si la miras con esos ojos, desde el amor la educarás como la heroína de su propia historia o como la princesa que construye su propio castillo y busca el final feliz de su historia.

febrero 19, 2024 04:58 PM • 2 minutos de lectura

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