Cultura

Teatro Noh, el impactante arte japonés que combina canto, danza y poesía

Te contamos sobre esta manifestación artística que, además de tratarse de una de las más antiguas y complejas de Japón y el mundo, es única por la manera en que los actores transmiten emociones a través de máscaras.

Fotografía por: jepler/Getty Images/iStockphoto
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Japón –un país de tradiciones centenarias y milenarias– cuenta con una singularísima forma de teatro clásico, el Noh, un drama sutil en el que se funden el canto, la danza y la poesía.

Este arte estuvo a punto de desaparecer con la llegada de la era Meiji en 1868, cuando Japón abrió sus puertas al occidente, y después de la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación estadounidense.

Los actores del Noh solo pueden ser hombres. Ellos interpretan bien sea el shite o “el que actúa”, el personaje principal que siempre lleva una máscara, o bien el waki, “el que está a un lado”, personaje secundario que no tiene máscara.

Fotografía por: duncan1890/Getty Images
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Un espectáculo con siglos de antigüedad

El Noh proviene del denominado sarugaku (“música de monos”), con inspiración procedente de la India y China, así como de los kagura (una danza sagrada sintoísta). La palabra Noh significa “acción” o “talento”, y es la abreviatura de sarugaku no nô.

Esta forma de teatro floreció en la era de los Shogun (del siglo XIV al XVI) y se convirtió rápidamente en el espectáculo de la aristocracia guerrera. Hoy en día, simboliza una tradición inmutable, gracias al investigador y dramaturgo Zeami (1363-1443), quien estableció sus principios y cuyo tratado se convirtió en una referencia para toda puesta en escena.

La representación artística de este ritual sigue las mismas reglas desde hace más de seis siglos. La máscara, elemento sagrado, simboliza un personaje o un rasgo. La escenografía es un cuadrado con cuatro pilares sin ningún tipo de decoración. Tres o cuatro músicos instrumentistas (flauta y tambores) se ubican al fondo del escenario, preparan la entrada del actor y acompañan el canto y la danza. El coro, situado a la derecha de la escena, va comentando las acciones y apoya la narrativa del shite. A la izquierda, bordeado de tres pinos, está el puente (hashigakari), que le permite al actor entrar o interpretar escenas específicas.

Fotografía por: By Arcimboldo - Own work, CC BY-SA 3.0, Wikimedia Commons
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La interesante y variada mezcla de géneros

Una jornada de Noh tiene cinco partes, cada una de un género distinto. Los actos que incluyen un personaje sobrenatural o una deidad ayudan a alejar a la audiencia de su vida cotidiana. También hay piezas de guerra, piezas con personajes femeninos que revelan el encanto sutil de la danza, piezas del mundo real inspiradas en dramas épicos y piezas finales, las de los demonios.

Tanta intensidad necesita unos entreactos cómicos que son por sí mismos un género teatral, también exclusivamente masculino. Este se llama kyogen, que literalmente significa “palabras locas”.

Expresión de emociones aún detrás de máscaras

Todas las máscaras utilizadas en las representaciones de Noh tienen nombre. Usualmente solo el shite o actor principal lleva máscara; sin embargo, en algunos casos, los tsure pueden llevarlas, en particular para roles femeninos.

Las máscaras son usadas para representar a un personaje femenino o no humano (divino, demoniaco o animal), aunque existen también algunas utilizadas para representar jóvenes o ancianos. Por otra parte, los actores que no llevan máscara representan el rol de adultos alrededor de los 20, 30 o 40 años de edad. El waki tampoco lleva máscara.

Fotografía por: Wikimedia Commons
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Cuando son usadas por un actor experimentado, estas poseen la habilidad de mostrar distintas emociones de acuerdo a la postura de la cabeza y la iluminación. Una máscara inanimada puede tener apariencia de felicidad, tristeza o una variedad de expresiones sutiles.

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Su influencia en la escena occidental

La apertura de Japón, al final del siglo XIX, suscitó el interés de no pocos artistas occidentales. En 1921, el poeta Paul Claudel, a la sazón embajador de Francia en Japón, quedó impresionado por la estructura dramática del Noh y su musicalidad. Esta inquietud quedó expuesta en algunos de sus textos críticos, como El Noh y El drama y la música. La influencia que el teatro Noh pudo tener sobre la propia dramaturgia de Claudel hace referencia sobre todo a la forma.

Fotografía por: Wikimedia Commons
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El irlandés William Butler Yeats, Premio Nobel de Literatura en 1923, también se interesó por el Noh y la estética que lo rodea. Konstantín Stanislavski y Vsévolod Meyerhold estudiaron la dramaturgia japonesa y trasladaron a la escena algunas reflexiones al respecto, aunque inspirándose más bien en el kabuki, por su estilo más exótico y colorido. Bertolt Brecht, después de haberse sumergido a fondo en el teatro chino, adaptó en 1930, una obra de Noh, Taniko, con el título en alemán Der Ja-sager (Aquel que dice sí).

El antiguo teatro Noh en el presente

Actualmente, hay alrededor de mil 500 actores profesionales de Noh en Japón, y a pesar de ser un arte dirigido a élites intelectuales, comienza a tener mayores adeptos.

Existen cinco grandes escuelas de este arte dramático: Kanze, Hosho (fundada en el siglo XIV), Komparu, Kita y Kongo. Cada una de estas cuenta con una familia de actores principal, conocida como Sō-ke, y al cabeza de cada familia corresponde la creación de nuevas obras.

Fotografía por: Elen11/Getty Images/iStockphoto
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