“Yo y mis pericos” y “La mesa herida” son dos de las obras que más polémica están causando en pleno aniversario de muerte de esta artista mexicana que falleció el 13 de julio de 1954, a los 47 años de edad.
El 28 de junio pasado, un supuesto coleccionista mexicano denunció que le robaron el cuadro “Yo y mis pericos” de su casa en la colonia San Miguel Chapultepec. Todo sucedió cuando unos compradores fueron a ver la obra en venta a su domicilio. De acuerdo con su relato, en un momento de la negociación, se descuidó y le pusieron unas gotas a su bebida de algo que lo dejó noqueado durante varias horas, mismas que aprovecharon para llevarse la pintura y de paso otra obra de Rufino Tamayo que supuestamente también tenía, así como joyas, dinero y unos cubiertos de plata.

Esto fue desmentido unos días después ya que está documentado que el cuadro “Yo y mis pericos” dejó en 1941 la casa de la pintora mexicana, ubicada en la calle de Londres, en Coyoacán, y jamás regresó a México. De hecho, actualmente se encuentra en el Whitney Museum en la ciudad de Nueva York, donde está en calidad de préstamo a propósito de la exposición Vida americana, que se inauguró en febrero pasado pero que se encuentra cerrada a causa de la pandemia.
“Yo y mis pericos” forma parte de la colección privada “Stream”, de Matilda Geddins Gray, quien compró el cuadro en una visita a la Ciudad de México. Y los expertos en arte por supuesto que tienen muy bien ubicados, en distintos puntos del mundo, otros cuadros de Kahlo que también tienen como motivo a los pericos.
En cuanto a “La mesa herida” (1940), de casi dos metros y medio de largo, se trata de la obra más grande que pintó Kahlo. En 1955 se le vio por última vez durante una exposición en Varsovia, Polonia; posteriormente, no quedó rastro en ninguna bodega, aduana o archivo. La noticia del momento en el mundo del arte, es que un empresario mexicano, que vive en Londres y que supuestamente heredó una impresionante colección, la está poniendo en venta por 42 millones de euros a través de un dealer español. Como dicho empresario no cuenta con un certificado de autenticidad de la obra, expertos y académicos coinciden en que es muy probable que sea falsa. Sin embargo, el revuelo por su supuesta reaparición está en su apogeo.