César Augusto fue el primero en descubrir el encanto de Capri cuando visitó la isla en el año 29 a. C. Estaba tan cautivado por la belleza de la isla que intercambió con la ciudad de Nápoles la fértil Ischia por la pequeña Capri. Posteriormente, su sucesor Tiberius, se enfocó en un intenso programa de construcción entre el 27 y el 37 d. C., lo que resultó en la construcción de 12 villas en la isla.
Durante más de 2 mil años, esta isla en el golfo de Nápoles –de solo 6.3 km de largo y casi 3 km de ancho–, ha sido conocida por su deslumbrante belleza. Escritores, artistas y músicos se han sentido atraídos por sus costas.
Para experimentar la verdadera esencia de la isla, los viajeros se aventuran al noroeste, a la tranquila ciudad de Anacapri, hogar del Capri Palace. Situado a los pies del Monte Solaro, el punto más alto de la isla, Anacapri está repleta de casas tradicionales y pintorescas calles peatonales. Un lugar donde reina la serenidad, aquí nos encontramos con la fascinante cueva marina, la Gruta Azul.
Enmarcado por arcos, bóvedas y columnas, el hotel recuerda a un palacio napolitano del siglo XVIII. Una estética mediterránea blanca permea cada espacio, con mármol y espejos que imparten una gracia única.
El Capri Palace genera la máxima serenidad; ahí, el espíritu se calma y se energiza. Rodeado por el mar y definido por pura elegancia, este lujoso hotel, miembro de The Leading Hotels of the World –un grupo selecto de increíbles resorts de lujo alrededor del mundo–, nos invita a explorar la esencia original de Capri, donde cada momento es sensacional.
Su nivel gastronómico es impresionante. El ambiente relajado de L’Olivo, galardonado con dos estrellas Michelin, proporciona el escenario para que el chef ejecutivo Andrea Migliaccio realice su magia culinaria. Originario de la cercana isla de Ischia, Migliaccio toma las tradiciones gastronómicas de la región y las reinterpreta de manera elegante y evolucionada, utilizando los abundantes productos frescos disponibles para desarrollar platos innovadores.
Ubicado a más de 300 metros sobre el nivel del mar, el Palacio Capri encarna a la Dolce Vita italiana, asociada desde hace mucho tiempo con esta isla exclusiva en el Golfo de Nápoles. Capri es un mundo aparte, con sus escarpados acantilados, mar turquesa y maravillosas puestas de sol.