Por: Nat Rivera y María Velasco
1. Así como tu hijo nunca es un invitado en tu casa, tú nunca eres una invitada en la suya. Llega a la hora que quieras, sin avisar y con confianza, ese duplicado no es solamente para emergencias.
2. Trata de ser linda pero discreta. Si tu nieto tiene más de dos años y tu nuera sigue con el mismo peso que en el embarazo, regálale una membresía al gimnasio.
3. Si tu hijo se ve muy flaco, seguro no lo están alimentando como tú lo harías. Llévale un itacate con sus platillos favoritos, y como sólo tú sabes cocinarlos.
4. Encuentra las diferencias. Haz una lista de los aciertos de tu nuera favorita frente a tu nuera menos agraciada. A ver si se le pega algo.
5. Vigila los intereses de tu hijo (o sea los tuyos). Pobrecillo, él trabaje que trabaje para que tu nuera se dé una vida de Rockefeller, y ¿a ti quién te cuida?
6. Nunca está de más una prueba de ADN, como bien dicen por ahí “hija de mi hija, mi nieta; hija de mi hijo quién sabe”.
7. Habla a casa de tu hijo cuando esté la señora de la limpieza y explícale cómo debe de planchar sus camisas. Eso de que vaya por la vida sin almidón no es de Dios.
8. Antes que esposa tuvo madre. Exige ser su prioridad, tú le dedicaste tus mejores años, lo mínimo que puede hacer es hablarte diario.
9. Ni tú ni los óvulos de tu nuera están rejuveneciendo. Pregunta constantemente cómo va ese asunto de los nietos: el apellido tiene que perdurar.
10. Si todo falla, amenaza con morirte. Llegas a una edad en la que la muerte es tu as bajo la manga para conseguir lo que quieres: ¡no dudes en usarla!
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