Redacción: Central
Diseñada por el médico estadounidense Peter D’Adamo, la dieta sanguínea tiene como objetivo alterar tus hábitos alimenticios para reflejar las reacciones naturales de su cuerpo a la comida y el estrés, así como su susceptibilidad a la enfermedad.
“Mi padre identificó la idea de que no hay individuos iguales, y que las diferencias entre los tipos de sangre juegan un papel en el diseño de programas de nutrición para cada persona”, dijo D’Adamo en una entrevista.

¿Cómo funciona?
Si presentas estos síntomas quizá deberías estar en una dieta con base a tu tipo de sangre.
No estás obteniendo un buen resultado de lo que comes, tienes poca energía, en general te sientes mal, hinchado, no tienes buena digestión y apesar de hacer ejercicio constante sigues sin bajar de peso.
Tipo de sangre A
Las personas con este tipo de sangre están encaminados a comer una dieta vegana, basada en productos orgánicos, incluyendo verduras, arándanos, ajo y jengibre. Menos carnes rojas y más pollo y pescado.

Tipo de sangre B
Tienden a mejorar con una dieta libre de pollo, para reducir las infecciones, ya que sus sistema digestivo es más delicado. Incluyen pescado aceitosos de agua fría, té de hierbas, lácteos y col.

Tipo de Sangre O
Su dieta es rica en proteínas pero moderada, incluyen alimentos como brócoli, espinaca, piña y cordero. Llevan una menor dieta de trigo para sentirse con más energía.

Tipo de sangre AB
Estómago sensible: alimentos bajos en acidez, evita la cafeína, cítricos y el alcohol. Consume verduras, proteínas de soja y cerveza de manera moderada.

Siempre estamos en busca de la mejor dieta para completar nuestra rutina del día a día, esta podría ser una buena opción, ya que a través de tu tipo de sangre puedes saber que sí y que no le cae bien a tu cuerpo. No olvides buscar orientación médica.