En el corazón de Deer Valley, donde las montañas de Utah se alzan como guardianes del invierno, el tiempo parece detenerse. Con su reputación de pistas inmaculadas y un servicio tan preciso como una línea de esquí bien trazada, este rincón se ha convertido en un santuario para quienes buscan el equilibrio perfecto entre aventura y serenidad. Nos dejamos envolver por la calma. Es un susurro blanco, un manto invernal que cubre las montañas de Deer Valley…
Aquí, donde el esquí se convierte en arte y la nieve habla el lenguaje de lo eterno, Stein Eriksen Residences se despliega como un refugio de elegancia y quietud. Con décadas de tradición y un legado que combina hospitalidad impecable y un profundo respeto por las montañas, cada propiedad de la Stein Collection –desde el icónico Stein Eriksen Lodge hasta las contemporáneas Stein Eriksen Residences– refleja la promesa de momentos inolvidables, donde la elegancia se entreteje con la naturaleza.
Desde el primer instante, los grandes ventanales nos invitan a mirar lejos. Hacia las cumbres. Hacia el horizonte teñido de plata. Nos sentimos parte del paisaje y al mismo tiempo cobijados en el lujo. El diseño moderno, de líneas limpias y materiales naturales, no compite con la naturaleza; la celebra. Piedra, madera y cristal se encuentran en un equilibrio que acaricia los sentidos.
Las residencias nos reciben con la calidez de una chimenea encendida y una vista que nunca se cansa. La luz de la mañana filtra los copos como si fueran joyas suspendidas. En las tardes, el mundo se vuelve ámbar, y el crepitar del fuego acompaña nuestras pausas. La comodidad no es un exceso aquí, es la medida justa de un lujo pensado para reconectar.
Esquiamos. Nos deslizarnos por pistas perfectas donde cada giro se siente ligero. Nos esperan al regreso con botas calientes y manos extendidas: el servicio impecable nos recuerda que estamos en un hogar donde todo está cuidado, hasta el silencio.
Por la tarde, descubrimos el spa. El agua caliente del jacuzzi exterior se mezcla con el aire frío de la montaña. Cada respiración se llena de paz, cada instante nos devuelve a nosotros mismos. El bienestar no es un concepto abstracto aquí; es un ritual.
La cena nos sorprende en The 7880 Club, donde cada plato es una sinfonía de sabores locales elevados a la perfección. Vemos el cielo oscurecerse a través del vidrio, mientras las estrellas comienzan a danzar sobre nosotros.
En Stein Eriksen Residences, no somos huéspedes: somos montañistas del tiempo, exploradores de un espacio que nos recuerda el arte de detenernos, de observar, de agradecer.
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