Desde un millonario que se dedica a robar obras de arte de los museos, hasta un trabajador en una casa de subastas que forma parte de un elaborado plan para robar una pintura de Goya, el robo de arte no sólo es muy común, sino que ha sido representado en novelas y películas como en El caso Thomas Crown o En trance. Esto ha hecho que museos, casas de subastas y coleccionistas incrementen sus medidas de seguridad para proteger sus obras de arte, pero esto no ha evitado que los robos aún sigan ocurriendo.
Cuando se trata de robos en el arte, Picasso es uno de los artistas predilectos para este tipo de crimen… pero así como sus obras son robadas y desaparecen por muchos años, hay días buenos en los que éstas son recuperadas.
Este es el caso de Cabeza (Tête) de Picasso y Hombre en oración de Marc Chagall, dos pinturas que le robaron en 2010 a un coleccionista de arte en Tel Avivi, Israel, y cuyo valor ascendía a los 900 mil dólares.
El robo a este coleccionista anónimo incluyó, además de las dos pinturas, joyas con un valor de 680 mil dólares, lo que bien podría indicar que pudo haber sido un robo de oportunidad y no necesariamente que los criminales en cuestión estuvieran tras de estas dos pinturas… aunque esto tan sólo son conjeturas hasta que la policía belga revele más información.
Vaya, Vaya...
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) January 17, 2024
El cuadro “Tête” de #Picasso que había sido robado a un coleccionista de arte de #Israel fue hallado en un sótano en #Bélgica https://t.co/ik1JYcVqF4 pic.twitter.com/dH1MOKSUJB
Sin embargo, a 14 años de su robo, la investigación policiaca si bien no ha dado detalles de la motivación detrás del robo, informó que las dos obras de arte de Picasso y Chagall fueron encontradas en un sótano en Amberes, Bélgica, y que el responsable ha sido arrestado. Eso sí, las joyas no fueron encontradas.
Y esto tendrá mucho que ver con la dificultad para vender pinturas y otras obras de arte robadas.
Dependiendo del artista y la maestría en el cuadro, existen obras casi invaluables –tan sólo hay que pensar en Leonardo DaVinci y su Salvator Mundi–, es por ello que el arte es visto por muchos más que un placer estético como un método de inversión.
Ahora bien, hay que entender primero que al comprar una obra de arte generalmente existe un documento que avala su autenticidad, en especial cuando se trata de artistas que han fallecido y que dejan un gran legado. Estos certificados no sólo aseguran que es una obra original y dejan un rastro de papel de la obra, sino que también son necesarios para poder identificar cuando una pintura ha sido vendida de forma ilegal o es robada.
En ese sentido, existe un registro del FBI y la Interpol de las pinturas robadas, lo cual imposibilita que una obra de arte que fue hurtada sea vendida por medios legítimos como en una casa de subastas o en un museo.
Aunque no está claro que fue lo que ocurrió en este caso en específico, es fácil imaginar que estas obras estuvieron 14 años desaparecidas debido al riesgo y dificultad de venderlas.
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