Entrevista con Óscar Jaenada

Por: Brisa Granados 13 diciembre 2019 • 3 minutos de lectura

Aventurero, traidor, adelantado a su época, sanguinario, preso de sus circunstancias… Todo esto y más se ha dicho de la figura histórica a la que da vida en Hernán, y nadie mejor para expresar a un ser tan complejo que este actor.

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El actor: Nació en Barcelona, España, hace 44 años. Su fama en México surgió a partir de su interpretación de Cantinflas, en la película homónima (2014). Después lo vimos encarnando al odiado Luisito Rey en Luis Miguel, la serie (2018); con Hernán ha terminado por consagrarse en nuestro país. Es intenso, apasionado e histriónico de pies a cabeza.

El personaje: Más que ambicioso, era visionario y buscaba ser reconocido por su rey, Carlos I; por eso decidió luchar hasta las últimas consecuencias.

¿Cómo te preparaste para interpretar a Hernán?
No sabía mucho de la historia, como tampoco conocía México cuando hice Cantinflas, así que tuve que venir y estudiar sobre la cinematográfica del país. Con Luisito Rey en Luis Miguel, la serie, es- tudié la cultura popular mexicana.

Con Hernán, me empapé de la historia e hice un estudio exhaustivo. No hay videos en YouTube, ni fotos, ni familia, sólo libros, así que la creación fue compleja. Siempre tuve a mi lado al historiador de la serie, César Moheno, con el pude hilar hechos y buscar las justificaciones de Cortés.

¿Qué es lo que más disfrutaste de este proyecto?
Las experiencias, como cuando pasamos por Cempoala, donde el tercer pelotón fue apresado en una villa mexica durante mucho tiempo; diario hacían 20 sacrificios de soldados españoles y mujeres, algunas embarazadas.

De ese poblado quedan dos o tres rocas y hay una que tiene una cruz hecha con el filo de la uña de algún prisionero que fue sacrificado ahí. Yo recorrí con el dedo esa cruz y no te pue- do describir lo que sentí; no soy católico, no creo en Dios ni mucho menos, pero esa cruz sí que te produce emociones. Y durante la prueba de vestuario, por ejemplo, cuando Jorge Guerrero (Xicoténcatl) se maquilló y se visitó de tlaxcalteca, le dije: “Os tenéis que ver, estáis increíble”. Y él me contestó:

“Te tienes que ver tú como Cortés”. Te lo digo y se me ponen los pelos de punta nuevamente.

Después de toda esta investigación y de haberlo personificado, ¿cómo describes a Hernán?

Era un tipo explosivo, donde fuera que estaba quemaba todo, lo reventaba. Por eso siempre tenía que huir, como lo hizo, siendo muy joven, de Medellín, de Salamanca y de Cuba. Muchas de las razones tenían que ver con líos de faldas y su ambición alocada.

Estaba por encima de su época, era político e inteligente; supo hacer bien lo suyo. Nos han engañado, porque seguimos creyendo que fueron los españoles los que conquistaron Tenochtitlan, pero esa conquista no se hubiera logrado sin ese virus africano (sarampión) traído, sí, por los españo- les, que devastó el continente americano.

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¿Qué imagen tienen los españoles de Cortés?

2019 inició con un tuit del Ministerio de Cultura español diciendo que, para no herir susceptibilidades, no se iba a hacer ninguna referencia a Hernán Cortés por el 500 aniversario de su llegada a la Gran Tenochtitlan.

Y es que Cortés no es amado por nadie, ni por los españoles, porque allá no nos han contado lo que pasó y pocos saben sobre él. Ni en México se sabe mucho, se ha guardado mucha información, claro, porque se hicieron muchas masacres en nombre de Dios.

¿Crees que la serie sirva de pretexto para sanar este tema entre México y España?

Tiene que haber más empatía por par- te de los dos, ¡que a mis antepasados se los follaron los moros, los romanos, los griegos, los fenicios, los vikingos y los franceses! A vosotros sólo los españoles, entonces están muy resentidos [ríe]. Es una realidad te lo digo yo que ya tengo muchos hermanos y amigos mexicanos–, y sí hay un resentimiento.

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