Cuando hablamos del Día de Acción de Gracias o Thanksgiving, usualmente pensamos en montones de comida, peregrinos y Nativos Americanos compartiendo un pavo. Aunque en Latinoamérica no celebramos esta efeméride, no somos para nada ajenos a las costumbres estadounidenses.
Dicha celebración es incluso parte de nuestra cultura popular, y hasta en algunos casos, parte de las clases de historia dentro de los temarios de la educación básica en algunas escuelas de habla hispana. La mayoría de las personas dentro del continente americano tenemos presente la llegada del Mayflower y la cena entre colonizadores y nativos .
La realidad es que este evento histórico es el ejemplo perfecto de la frase que dicta que “la historia la escriben los vencedores”. La celebración estadounidense tiene un trasfondo mucho más sangriento, trágico y largo, que recientemente ha sido renombrada por muchos como “la masacre de Día de Acción de Gracias”.
¿Cuál es la verdadera historia del Thanksgiving?
Según registros históricos, la llegada del Mayflower no fue el primer contacto entre las tribus nativas de América y los peregrinos británicos. Estos últimos ya habían llevado nativos a Europa, para venderlos como esclavos o como parte de la compañía, incluso algunos ya dominaban el inglés.
Lo que sí sucedió, fue la celebración que se cuenta como “el primer Día de Acción de Gracias”, en la Colonia de Plymouth, ubicada en Massachusetts, aunque partes de este evento han sido omitidas dentro de los libros de las escuelas.
Por ejemplo, la alianza entre los colonizadores y los Wampanoag fue por necesidad, después de que esta fuera diezmada por una fiebre proveniente de Europa. Esto obligó al jefe de esta tribu, Massasoit, a recurrir a los peregrinos, para poder enfrentarse a las tribus enemigas.
De hecho, se dice que no hay una sola evidencia de que los miembros de los Wampanoag estuvieran realmente invitados, los textos dicen que “90 integrantes de la tribu estuvieron presentes”, y algunos expertos piensan que la realidad es que estos solo llevaron alimento a dicha “celebración”.
Esto es solo el comienzo, pues en el primer encuentro, los peregrinos robaron de las provisiones de los Wampanoag para sobrevivir el invierno, hasta que Massasoit buscó la alianza. Las batallas continuaron, y tras la muerte del líder, la sangre volvió a correr en los territorios de las tribus nativas.
Después de la primera cena de acción de gracias, las cosas se tornaron más violentas. Los peregrinos decidieron mostrar su gratitud, después de ser ayudados por la tribu, masacrando a los nativos para quedarse con sus terrenos, además de capturar, esclavizar y aniquilar a los locales, para su beneficio.
Tras “la masacre del Día de Acción de Gracias”, los Nativos Americanos nunca se recuperaron en su totalidad y con cada guerra subsecuente, la población se redujo exponencialmente, hasta ser relegados a reservas, de lo que alguna vez fue su territorio.
El Día de Acción de Gracias no empezó a ser considerado como una fecha importante hasta 1863. Este año, el presidente Abraham Lincoln estableció el último jueves de noviembre como Thanksgiving. Esto ocurrió mediante una proclamación que invitaba a agradecer a Dios por las bendiciones del país, su población y la protección divina a ciudadanos y fuerzas armadas.
En 1864, reafirmó la fecha con una nueva proclamación que destacaba victorias, prosperidad y fortaleza del pueblo. Sin embargo, esto generó confusión, ya que algunos estados no aceptaron el cambio. Finalmente, fue hasta 1941, el Congreso fijó oficialmente el cuarto jueves de noviembre como Día de Acción de Gracias.
Desde 1970, durante las celebraciones del Día de Acción de Gracias, los descendientes de estos Nativos Americanos se reúnen en Plymouth a mediodía para conmemorar el Día Nacional de Luto. Esta ceremonia se realiza para honrar a sus ancestros, quienes fueron masacrados en la historia real del Thanksgiving.
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