En la costa de Oaxaca, donde el océano Pacífico se encuentra con la Sierra Madre del Sur, se encuentra un refugio que redefine la idea de escapada: Hotel Escondido de Grupo Habita. Ubicado en la tranquila playa de Villas de Tutupec, a poco más de 45 minutos de Puerto Escondido, este santuario ofrece un espacio donde la naturaleza, el diseño y la gastronomía se encuentran en perfecta armonía. Llegar aquí es como entrar en un secreto compartido; cada detalle, desde la textura del concreto y la madera hasta el roce de la palma en las palapas, invita a la contemplación y al descanso profundo.
Diseñado por Carlos Couturier y Moisés Micha, fundadores de Grupo Habita, Hotel Escondido es un ejemplo del movimiento conocido como “Tropical Brutalism”, un estilo arquitectónico que integra materiales locales y crudos con el entorno natural, creando espacios que parecen crecer con la vegetación y el océano. Las 16 palapas privadas, con terrazas y piscinas tipo plunge, ofrecen vistas infinitas al mar y al bosque cercano, y cada una se siente como un retiro exclusivo, donde el tiempo se curva y el ritmo de la vida se vuelve lento y consciente.
Dentro de este entorno surge Kakurega Omakase, un restaurante japonés escondido en la jungla, que transforma la experiencia culinaria en un ritual. Dirigido por el chef japonés Keisuke Harada, Kakurega ofrece un menú degustación de ocho tiempos que cambia diariamente según la disponibilidad de mariscos frescos y sostenibles provenientes de la región. Cada platillo es un delicado equilibrio entre técnica japonesa y sabores del Pacífico mexicano: el toro que se deshace en la boca, los nigiris que combinan frescura y temperatura perfecta, y los pequeños detalles que hacen de cada bocado un instante memorable. El diseño del restaurante, a cargo de Alberto Kalach, combina la arquitectura tradicional mexicana con una estética minimalista, dejando que la luz, el viento y los sonidos del entorno se conviertan en parte de la experiencia.
El hotel y el restaurante no solo buscan ofrecer confort, sino despertar los sentidos. La piscina de 50 metros parece prolongarse hasta el mar, invitando a flotar mientras se contempla el horizonte. El spa ofrece tratamientos personalizados en salas privadas y terrazas abiertas, donde la brisa marina acompaña cada masaje, creando una sensación de armonía absoluta. La cercanía con la naturaleza permite actividades como caminatas por la selva, observación de aves y surf en las playas cercanas, mientras la comunidad local de Villas de Tutupec aporta un contacto genuino con la cultura y las tradiciones de la región.
Hotel Escondido es un lugar donde cada instante se siente cuidadosamente diseñado para que el visitante conecte con la belleza y la calma del Pacífico. La experiencia combina lujo discreto, diseño contemporáneo, gastronomía impecable y una conexión profunda con la naturaleza, creando recuerdos que permanecen mucho después de partir. Es un refugio secreto, una invitación a detenerse, respirar y dejar que el tiempo se deslice suavemente, como las olas que rompen frente a la playa.
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