Bienestar

Aceptar lo inevitable para vivir plenamente

Por: Erika Macín 26 diciembre 2020 • 3 minutos de lectura

El nacimiento, el amor, la muerte… la vida en general está llena de sucesos que no podemos controlar, pero debemos concentrarnos en aquello que sí está en nuestro poder, pues esto nos ayuda a vivir plenamente.

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Sin duda, los tres eventos más inevitables de nuestras vidas son el día que nacemos, el día que nos descubrimos como una persona que ama y el día que vemos la muerte cerca –no solo tu propia muerte, sino también la de la gente que amas, la gente que te duele.

Lo inevitable es algo que no puedes controlar, ocurre sin tener remedio y puede causar temor. Solo es la consecuencia que sorteamos a diario en la vida que vamos construyendo. Y hemos ligado este concepto con el destino. ¿Será que ya hay algo escrito, algo de lo que no podemos escapar?

No quiero dejar pasar este punto, voy a detenerme un poco. Este año, he visto muchos bebés nuevos y papás orgullosos; gente enamorada gritándolo a los cuatro vientos; personas iniciando su propia historia de amor… pero también hemos visto gente morir; nos hemos despedido de ellos y hemos llorado su ausencia.

Si bien todos los días alrededor del mundo suceden hechos que no podemos evitar, sí podemos y debemos mejorar nuestro entorno y nuestras visiones, creencias y prácticas personales. Y lo que tengamos que vivir, hacerlo pletóricamente.

Estoy aquí para amar y disfrutar; eso lo he aprendido con el tiempo. Sin embargo, no es fácil abrirte a la abundancia y creerte merecedor de todo.


El punto es que ser consciente de que las cosas van a ocurrir podría llevarte a prolongar los momentos felices. Aunque hay mucho que agradecer todos los días, se nos va la onda refunfuñando por cosas que no tienen importancia. Por eso, en esta ocasión, quise escribir sobre la importancia de dejar de sufrir por aquello que no puedes cambiar y, en su lugar, mejorar las circunstancias actuales de tu vida y verla con lentes fluorescentes y de aumento.

Dar felicidad para ser feliz

Mi cumpleaños fue este 24 de diciembre. Tengo que defender mi historia y contarles a corazón abierto que, sin compararme con nadie, esta vida ha sido fantástica hasta el día de hoy.

Nací, me enamoré, ¡y no me he muerto! ¡Ja, ja!. Todo lo contrario; quiero festejar a lo grande un año más de vida, un año más de despertar con mi cuerpo entero, con la suerte de respirar y hasta de permitirme soñar con los ojos cerrados y abiertos.

También deseo programar mis pensamientos y darles sentido. Me cuido mucho: cuido lo que como, lo que digo, lo que hago, lo que leo, lo que veo y lo que dejo entrar en mi vida. Pero lo que más cuido es a la gente que amo.

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Mi propósito en la vida es hacer que mi gente sea feliz. ¡A eso vine! Estoy aquí para amar y disfrutar; eso lo he aprendido con el tiempo. Sin embargo, no es fácil abrirte a la abundancia y creerte merecedor de todo.

El ego nos juega chueco de repente; nos hace querer cosas y no experiencias. Pero las cosas no se irán con nosotros, a diferencia de la riqueza de haber formado nuestra familia y verla desarrollarse.

Convierte las experiencias en aprendizaje

Lo ideal es estar en movimiento, no dejar que la rutina se apodere de ti, de tu día a día, y que llegues a sentir la monotonía de la costumbre. Este año tan lleno de vivencias nuevas, nos ha mantenido ocupados en el cambio, las reacciones y abrir una nueva historia tecnológica, y eso hay que agradecerlo.

2020 me ha dejado profundas lecciones y continuidad con mis amores, familia y amistades. Además, ahora pienso mucho en el futuro, en lo que viene, y dejé atrás algunas cosas que cargaba, porque me pesaban y estoy tratando de ir más ligera.

No sé qué tan distinto será el 2021, pero sí sé que estamos más preparados y mejor entrenados.

Gracias a Dios por un año más, por permitirme mirar todo con otros ojos, y con las enormes ganas de seguir creciendo en todos aspectos. No sé qué tan distinto será 2021, pero sí sé que estamos más preparados y mejor entrenados.

Yo, desde este espacio que ocupo con privilegio, les deseo a todos amor, paz, abundancia, retos nuevos, dejar los lugares seguros para vivir nuevas experiencias, confiar en nosotros y en nuestro instinto, seguir depurando y mejorando nuestro estilo de vida, cerrar nuestras deudas, trabajar nuestras relaciones humanas, leer más, conectar con la naturaleza, alimentar nuestros hobbies, iniciar una nueva colección de algo que nos apasione, recuperar la confianza de salir y vivir.

Felices fiestas, mis generosos y asiduos lectores.

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