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Ganguro: la tendencia que retó los ideales de belleza japoneses

Por: Beatriz Esquivel 21 julio 2021 • 5 minutos de lectura

Cabellos rubios o con mechones de colores, una tez muy bronceada y maquillaje en exceso son algunas de las características propias del ganguro, una subcultura japonesa que desafió los estándares de belleza en Japón.

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Ganguro: la tendencia que retó los ideales de belleza japoneses
Twitter - @CGTNOfficial

En la mayoría de las culturas asiáticas el color de la tez suele ser indicador de belleza, así como de estatus, ya que una tez bronceada era indicador de aquellos que trabajaban en el campo bajo los rayos del Sol, y razón por la cual la mayoría de las cremas cosméticas que provienen de países como Corea o Japón mismo contienen agentes aclarantes.

Del mismo modo, la búsqueda de una piel libre de imperfecciones y más recientemente de ojos más grandes que asemejan el look de occidente también se han puesto en tendencia, dando paso al uso de lentes de contactos y otros trucos para lucir más atractivo. Pero ante la influencia occidental en la belleza japonesa existió un periodo donde hombres y mujeres –aunque ellas lo hicieron con mayor prominencia– desafiaron todos los estándares de la belleza nipona a través del gyaru y el ganguro.

ganguro o yamanba
Chicas con la estética yamanba, muy similar al ganguro.

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Cabe destacar que aunque en Japón persisten ciertos estereotipos de belleza entre hombres y mujeres que sí, incurren en la tez, el cabello lacio, los ojos rasgados –en el sentido más tradicional ya que los dobles párpados se han convertido en un nuevo rasgo a emular al grado que se comercializan tiras de pegamento para simularlos– y la simpleza, no tienen necesariamente la misma importancia que en otros lugares del mundo, así lo explican en “The Contrast Effect of Physical Attractiveness in Japan” publicado en The Journal of Psychology:

ellos [los japoneses] no ven el atractivo como un elemento indispensable al elegir una pareja o como un factor significativo en el trabajo, el dominio dominante de la vida. De hecho, en la sociedad japonesa existen contra-estereotipos y prejuicios contra el énfasis del estereotipo, como la visión de la belleza como superficialidad o el miedo latente de la mujer hermosa como infiel, y el énfasis en la personalidad y la actitud entre los hombres y la ternura entre las mujeres por encima del atractivo externo.

Las muestras de la belleza japonesa se pueden encontrar incluso en las representaciones artísticas y hasta en las propias geishas –en el caso de las mujeres–, siendo el cabello negro y lacio otro gran distintivo, o el uso de polvo blanco (generalmente de arroz) para la piel con el que las mujeres obtenían una tez más clara (similar a lo que alguna vez Porfirio Diaz, en México, hizo… aunque ese es otro tema). Incluso en algún periodo de la historia de Japón –alrededor de 793 y 1185– recurrían a técnicas como en ennegrecimiento de los dientes utilizando capas de pintura que al igual que la piel blanca, representaba mayor estatus social y de riqueza ya que sólo los más adinerados podían comprar dulces que contribuían, paradójicamente, a la aparición de caries y la pérdida de dientes.

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Hashiguchi Goyo, Kesho no onna (Mujer poniéndose polvo), 1918-1921. / Scholten Japanese Art

Pero frente a un ideal de belleza que pone al frente una piel blanca, libre de imperfecciones, maquillaje minimalista y un cabello negro lacio, surgió una subcultura en Japón que comenzó a desafíar estatutos básicos que han acompañado a la belleza en aquel país, el gyaru (gals) y el ganguro.

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Qué es gyaru

También definida como una tribu urbana, su nombre proviene de la traducción de gal el término en inglés para “chica” y tiene su equivalente masculino llamado gyaruo. Ambas subculturas son similares en cuanto estética, y se considera que gyaru engloba diferentes estilos como el ganguro o el yamanba –en el que se aprecia a mujeres no sólo con bronceados, sino el uso de de labial blanco o plateado y cabello en colores neones.

Pero si hay algo que rigió la estética gyaru y todas las tendencias de moda incluidas en ella fue la inspiración en ideales proveniente de Occidente, que aún es posible ver, tal vez no en sus expresiones más llamativas, pero sí en la prominencia de estilos de pelo y el surgimiento tanto de revistas como marcas de ropa y que crearon productos específicos para dicho momento en la moda y belleza japonesas.

Egg revista japonesa portada
Portada del último número de Egg una publicación dedicada a la moda gyaru. / Tomada de soranews24

Qué es ganguro

Así como el gyaru, el ganguro es una tendencia de moda que surgió a mediados de la década de los 90 en Japón y que se popularizó hacia el inicio de los 2000, aunque en años recientes su popularidad ha decaído al grado que algunas de sus modelos más famosas en aquel tiempo han cambiado radicalmente su estilo. En aquel entonces y en la actualidad el barrio de Shibuya, en Tokio, es uno de los sitios donde quienes seguían esta moda más se encontraban.

Esta moda y cuyo término también ha sido utilizado para describir a las mujeres que la han adoptado, es un giro de 180 grados a los estatutos de belleza japoneses, en el que el bronceado reemplazó la búsqueda de una piel cada vez más clara; el pelo negro dio paso a tonos rubios o naranjas y de largas longitudes. Del mismo modo, el maquillaje minimalista fue reemplazado por el extremo: maquillaje abundante, obvio y pesado que podía incluir desde delineado oscuro de los ojos seguido del uso de sombras claras –que hoy pasarían por el nombre de iluminadores– para los puntos más altos del rostro, labios blancos, sombras de colores, estampas en el rostro y pupilentes de colores.

mujer ganguro
Twitter - @CGTNOfficial

Si bien Japón siempre ha tenido un acercamiento único a la moda, las ganguro también resaltan por sus opciones de vestimenta que se asemejan a las de principios de los 2000 con piezas con brillos, metálicos y mucho color, además del uso de accesorios chunky y coloridos, que las hacían destacar en cualquier sitio en el que se encontraran. A pesar de la popularidad que la moda gozó en su momento, no estuvo libre de críticas y rechazo. Es decir, similar a otros momentos de la moda, como la revolución de las mini faldas, el ganguro tenía como objetivo impactar, pero por sobretodo sus modelos y demás adeptas encontraban –como suele ocurrir con subculturas de este tipo– un grupo con el cual identificarse.

Pero detrás de este look que podría considerarse extremo, se encontraba una propuesta muy sencilla de desafiar e intentar cambiar el estereotipo de belleza japonés. Si bien, no lo consiguieron y su prominencia disminuyo al grado de ser un recuerdo de épocas pasadas, y el paso de los años ha dado pie a ideales basados en la ternura y nuevamente la simplicidad, es difícil pensar que el ganguro o toda la estética gyaru en su forma más llamativa renazca y esté en tendencia nuevamente, a pesar de que en los años más recientes la nostalgia ha traído de nuevo tendencias de décadas anteriores.

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