El viernes pasado, San Miguel de Allende volvió a hacer magia. La cita fue en Pirules Garden Kitchen, uno de los espacios más bonitos dentro del hotel Rosewood San Miguel de Allende , donde se celebró una cena maridaje muy especial: el lanzamiento de tres vinos creados en colaboración con Monte Xanic.
Sí, tres vinos únicos, pensados para servirse exclusivamente en los espacios gastronómicos del hotel. Pero más allá de las etiquetas (y sus perfiles aromáticos), lo que se vivió esa noche fue una experiencia redonda. Hubo comida deliciosa, vino mexicano con historia, cocineros con discurso y un entorno que invitaba a quedarse.
Durante la bienvenida, el chef Odín Rocha , anfitrión de la noche y chef del restaurante Pirules, habló con emoción del espíritu de esta colaboración:
Somos un restaurante joven, con apenas un año de haber abierto, pero desde el inicio quisimos hacer algo con impacto: usar productos locales, colaborar con productores como Chinaberry o La Factoría, apoyar proyectos con causa como Traspatio, que trabaja con madres solteras en Guanajuato.Más que solo cocinar rico, queremos levantar a nuestra comunidad
Y eso se sintió. La cena —preparada en conjunto con los chefs Eric Martínez de Trazo, Casa 1810 y Jesús Vázquez de Aperi, Hotel Dos Casas— fue una mezcla de estilos, regiones y visiones que coincidieron en un solo objetivo: compartir lo mejor que cada uno sabe hacer. También participó el chef pastelero Rubén, del mismo Rosewood, con la parte dulce (y favorita) del menú.
El menú: siete tiempos
Cada tiempo de la cena estuvo acompañado por un vino cuidadosamente elegido del portafolio de Monte Xanic. Aquí te contamos qué se sirvió:
- Inflada rellena de frijol parde, queso de rancho y chiltomate verde
Chef Odín Rocha
Vino: Monte Xanic Chenin Colombard - Ensalada de betabel, cremoso de rábano picante, queso de cabra y almendra
Chef Jesús Vázquez
Vino: Monte Xanic Rosé Grenache - Tiradito de hamachi curado en alga kombu, tahini de chiles, miso de maracuyá, rábano y aguacate
Chef Erik Martínez
Vino: Monte Xanic Viña Kristel Sauvignon Blanc - Tamal envuelto en hoja de kale con mole verde alcaparrado
Chef Odín Rocha
Vino: Monte Xanic Chardonnay - Totoaba con salsa de ostión ahumado, coliflor y mezclum en vinagreta de limón Eureka
Chef Erik Martínez
Vino: Monte Xanic Chardonnay - Lechón con puré de papa, salsa de chorizo, cebolla, espinaca y salsa macha
Chef Jesús Vázquez
Vino: Monte Xanic Selección - Espuma helada de cítricos con galleta y crema de rancho de La Factoría
Chef Rubén Ovando
Una cena completa, con equilibrio, ritmo y sabor. Cada vino fue maridado con intención, dejando claro que detrás de cada etiqueta hay una historia —y una identidad— que se complementa con el plato que lo acompaña.
Los vinos: una colección para quedarse
Por parte de Monte Xanic, se presentaron las tres etiquetas que ahora forman parte de la carta del hotel:
- Un blanco fresco y aromático, mezcla de Chenin Blanc y Sauvignon Blanc, ideal para mariscos o ensaladas.
- Un rosado de Grenache, seco, vibrante y perfecto para disfrutar al aire libre.
- Y un tinto con Tempranillo y Cabernet Sauvignon, de cuerpo medio y notas especiadas, pensado para pastas, carnes o cenas con intención.
Cada uno de estos vinos fue creado exclusivamente para Rosewood San Miguel de Allende, y según nos contaron, están pensados para “capturar la esencia del lugar”: su energía, su identidad, su ritmo.
En Monte Xanic llevamos 38 años haciendo vino en México. Fuimos los primeros en apostar por una vinícola premium, y seguimos con ese compromiso por la excelencia, la sustentabilidad y la innovación. Estos vinos que prueban hoy vienen del Valle de Guadalupe y el Valle de Ojos Negros, y reflejan ese trabajo constante por hacer las cosas bien”, compartieron los representantes de la bodega durante la cena.
Una cena, muchas historias
Lo que se vivió esa noche fue más que una serie de platos bien logrados. Fue un encuentro entre cocina y territorio, una celebración del vino mexicano, pero también un recordatorio de que los grandes proyectos se construyen con intención.
Por nuestra parte, esperamos que tampoco sea la última vez que se junten cocina, vino y propósito con tanto acierto.
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