Para 2028 la mayoría de los helados vendidos en Estados Unidos ya no tendrán colorante artificial por motivos de salud, pero ¿que hay detrás del gusto por la comida colorida y en verdad será más saludable?
Primero pongámonos en contexto. La noticia actual es que un grupo de productores de helado estadounidenses se han comprometido a retirar los colorantes artificiales de todos sus productos lácteos. Estos colorantes son el rojo 3, rojo 40, verde 3, azul 1, azul 2, amarillo 5 y amarillo 6.
Ellos representan más del 90% del helado vendido en dicho país, y lo han hecho de forma voluntaria después de que el Secretario de Salud Robert F. Kennedy dijera que buscan retirar todos los colorantes artificiales de los alimentos estadounidenses. Y es que el funcionario en el pasado ha declarado que los colorantes artificiales están vinculados con el TDAH y el cáncer.
Asimismo, tanto en Estados Unidos como en Europa ya se ha prohibido el uso de colorantes específicos como el rojo 3 o el caramelo IV, en particular en alimentos dirigidos a niños que es donde mayor prevalente es el uso de estos aditivos, debido a su potencial cancerígeno.
¿Qué dice la ciencia sobre los colorantes artificiales y el trastorno de déficit de atención?
En un principio se creyó que los colorantes artificiales (también sintéticos) y el TDAH no tenían relación. En 2011 la FDA concluyó que la mayoría de los niños no tenían efectos adversos al consumir alimentos con colorantes artificiales. Sin embargo, en 2021 el estado de California realizó una revisión y el nuevo reporte demostró que ciertos niños pueden ser sensibles a estos colorantes.
¿En verdad necesitamos colorantes en nuestra comida y en los helados?

La respuesta sencilla es que no. Necesarios no son per se, pero vaya que han hecho de nuestras comidas más apetitosas y por tanto, podríamos decir que existe una necesidad artificial (tan artificial como los colorantes mismos).
A razón de ello, es importante pensar en la psicología del color aplicada a los alimentos.
Ya bien lo dice el refrán: de la vista nace el amor… y aunque no estamos hablando propiamente del atractivo de una persona, las claves visuales de la comida nos hacen pensar en si será mas apetitosa o si nos causará algo de repulsión.
Esto va mucho más allá de un emplatado bello, sino también los colores de la comida conllevan significados claros e incluso señales claras por ejemplo de cuándo una fruta o vegetal está maduro y listo para comerse. También es común escuchar que mientras más “colores” incluyamos en nuestra dieta, más balanceada esta será pues estaríamos obteniendo más nutrientes.
Nuestra respuesta al color de la comida también es emocional y hay estudios que se han encargado de descubrir cómo el color se relaciona con nuestros gustos, incluso han hallado que es menos probable que las personas daltónicas sean remilgosos con la comida o como en México le decimos: melindrosos.
Por tanto, el poder del color en la comida ha hecho que sea una herramienta de mercadeo. Golosinas, helados y alimentos en general contienen colorantes artificiales para convertirlos más apetitosos para el ojo humano aunque esto no quiera decir que sean más sabrosos como tal.
De los colorantes artificiales en México
En la investigación realizada por El poder del consumidor , que hizo una comparativa entre productos de México y la Unión Europea, se encontró que de 217 productos, el 52% de los productos contienen colorantes sintéticos en México, mientras que los mismos productos en Europa no los contienen.
Los colorantes sintéticos más frecuentes en México fueron: el Amarillo 5 y 6 (Tartrazina y Amarillo Ocaso FCF) (n=50), asociados con hiperactividad infantil y posibles efectos genotóxicos; el Rojo 40 y Rojo 3 (n=63), este último prohibido en Estados Unidos en 2024 debido a su potencial carcinogénico, pero aún presente en México; el Caramelo III y IV (n=25), que contiene 4-MEl, un compuesto clasificado como posible carcinógeno por la IARC; y el Azul 1 y Azul 2 (n=44), vinculados con reacciones alérgicas y alteraciones en la permeabilidad intestinal. Las categorías con mayor número de colorantes sintéticos fueron las botanas saladas (n=104) seguido por los cereales (n=85).
Esta investigación concluye que el uso de estos colorantes está relacionada con la falta de regulación o políticas de advertencia y restricción en México, pues las mismas corporaciones producen versiones sin colorantes sintéticos para el mercado europeo.

¿Quitar los colorantes artificiales hace que la comida sea más saludable?
Pero la cuestión pertinente es… ¿si se retiran los colorantes artificiales eso hace que el producto sea más saludable en general? La respuesta es no necesariamente, en particular si se piensa en los alimentos ultraprocesados con alto contenido de azúcares o sodio, por mencionar algunos.
Kristen Rogers ya lo escribe en CNN , los colorantes artificiales en un alimento son uno de los diversos indicativos de las comidas ultraprocesadas, esas que en general son consideradas más nocivas para nuestra salud y muchas veces diseñadas para que queramos seguirlas comiendo más y más. Por tanto, quitar estos colorantes y reemplazarlos por opciones naturales no haría de un alimento ultraprocesado completamente saludable.
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