Vicente Rojo fue un artista muy completo. Escultor, pintor y diseñador gráfico, hizo obras para libros, espacios íntimos y espacios públicos.
Sin duda un pilar de la cultura y el arte en México. Su personalidad sutil, discreta, sobria y dulce le hacían el ser humano tan querido por sus amigos y conocidos.
Vicente Rojo nació en Barcelona en una familia republicana que encontró refugio en México, país que le dio la posibilidad de ser él mismo y convertirse en artista.
A lo largo de su obra podemos encontrarnos con “Escenarios” y “Recuerdos” que hace alusión a su infancia. Después de reconocer su eterno romance con nuestro país en “México bajo la lluvia” y su búsqueda incansable en las series abiertas de “Negaciones” y “Escrituras”.
Rojo trabajó toda su obra de manera simultánea. Al mismo tiempo varios cuadros de distintas series. Mientras descansaba o secaba uno en la mesa lateral, intervenía otro en su mesa de trabajo. Fue zurdo y recuerda haber tenido su manita amarrada en el pupitre en su niñez para “corregirlo”. Al final con la mano izquierda logró una amplísima obra que dejó al mundo como legado.
Frases de Vicente Rojo:
Sobre la vida
> “Me siento muy cercano a los trenes. Son esos momentos en que podemos detenernos y tomar el viaje. La magia está en el proceso , el viaje en el tren es valorar el trayecto”.
> “El éxito es tener buenos amigos. Yo lo he tenido en haber podido estar acompañado de entrañables personas que me han ayudado en todo. Me han querido y yo les he querido también”.
> “Trabajar por la cultura es trabajar por la vida. Pero siempre y cuando esta cultura no sea una visión superflua de quienes se creen poseedores de la verdad y hacen de ello un privilegio, sino la que significa la práctica permanente del equilibrio, la civilidad y la conciencia, de ideas que permitan que las más extrañas o insólitas de las individualidades sean respetadas y alentadas. Una práctica cultural que haga posible que se desarrollen los sueños propios y los compartidos”.
> “Sin la contradicción no hay arte ni vida. Me gusta trabajar con elementos que se contradigan”.
> “La obra de un creador, ya sea escritor o artista, es en realidad una forma de autobiografía. Mi obra en conjunto puede construir un autorretrato o una manera de diario hablado profusamente ilustrado, como una forma de constancia de vida”.
> “Doy por bienvenidas todas las imperfecciones, y decididamente agradezco todo lo imprevisto. Los errores cometidos, así como los accidentes, pueden resultar sugestivos. No tengo porqué ocultar mis fallas; más bien trato de sacarles partido”.
Sobre el trabajo
> “Mis manos representan y simbolizan toda mi relación con el mundo. Todo lo que he podido obtener de ellas. Estoy convencido de que el resultado que de ellas obtuve, como todo pintor, si no convence primero a su autor, difícilmente interesará a alguien más”.
> “¿Mi secreto? No competir con nadie. Nunca he competido con nadie. Ésta ha sido una de mis premisas. Respeto siempre las obras de los demás como espero que los demás respeten, aunque no les interesen, las mías. A lo único que aspiro es a hacer mi trabajo a mi gusto y a mi manera, así como a nunca dejar nada inacabado. Si mis obras pudieran hacer sentir a los otros lo que a mí me ha producido, ese viaje que es el arte, me daría por satisfecho”.
> “Se debe trabajar con la seguridad de que lo que se presenta es lo mejor que puede hacer, pero al mismo tiempo con la certeza apoyada en las dudas. De esta manera hay posibilidad de seguir en la búsqueda. El hecho de esté abierta esta posibilidad permite la creación”.
Sobre México
> “Cuando llegué a México encontré la libertad. Mi vida comenzó en México. Aquí pude crecer, pude trabajar con una libertad insólita dentro de las artes visuales. México es un país abierto a todas las posibilidades”.
> “México es un país extraordinario que ha tenido épocas malas y otras mejores. Yo creo que México tiene una enorme capacidad para resolver sus problemas, porque lo que se necesita para resolver los problemas es imaginación y México la tiene de sobra”.
> “Conocí en México a un país al que yo ya le tenía cariño, desde antes, porque sabía que había acogido a mi padre en momentos difíciles. Esto me provocó un enamoramiento de este país, que sigue hasta la fecha. Yo soy mexicano desde ese momento”.
Sobre el arte
> “Si mis obras pudieran hacer sentir a otros lo que a mí me ha producido ese viaje que es el arte me daría por bien servido”.
> “Busco incorporar al cuadro la idea del viaje como tiempo circular”.
> “Me gustaría verme como un pintor tanto del pasado como del presente, o de un tiempo ambiguo, sin saber en qué época se han hecho mis obras. Es decir, puedo imaginarme convertido en un ilustrador de códices románicos o en un tlacuilo”.
> “Creo que una vez acabados los cuadros empiezan otra vida que a mi ya no me concierne. Terminarlos no me provoca la sensación de perderlos. No me dejan vacío; sino por el contrario, me heredan puntos de partida para los siguientes que habré de hacer”.
> “Por herméticas o ambiguas que quisieran fueran mis obras, espero que mis pinturas y esculturas tengan la virtud de reflejar, como en un juego de espejos, dos soledades, la del creador y la del posible espectador”.
Cinco lugares dónde puedes conocer las obras de Vicente Rojo
1. “El país de los volcanes” en la explanada del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores (Av. Juárez 20, Centro Histórico, CDMX).
Es una composición, creada en 2003 por Vicente Rojo en homenaje a México, que en esta obra lo retrata como febril y misterioso. Compuesta por 1,034 pirámides de concreto que juegan con la perspectiva.
2. “El jardín urbano”, reciente mural que engalana el Museo Kaluz (Av. Hidalgo 85, Centro Histórico, CDMX).
Está compuesto por diez paneles de piedra volcánica y cantera mexicana en continuidad con la Alameda Central. Esta intervención fue parte de la restauración del edificio. Se trata de un mural abstracto que abarca el paño frontero al acceso de la estación del metro, cuyo diseño da continuidad a la fachada principal por el uso de materiales pétreos.
3. Vitral “Versión celeste” en el Nacional Monte de Piedad (Calle Monte de Piedad 7, Centro Histórico, CDMX).
En 2019, Vicente Rojo realizó su primer vitral. Se trata de Versión celeste y está ubicado en el patio central de la casa matriz del Nacional Monte de Piedad. Es una obra lumínica, con una estructura compuesta por 275 cubos de 75 por 75 centímetros cada uno, dispuestos en dos niveles, a una altura de 20 metros. Sobre su proceso creativo existe un libro publicado por Ediciones El Viso, que cuenta la historia de la instalación de la pieza. Para Rojo fue calificada como su primera obra con movimiento
4. El antimural “Escenario abierto” en el Centro Nacional de las Artes (Av. Río Churubusco 79, Coyoacán, CDMX).
El “antimural” Escenario abierto es una obra que desde el año 2000 recubre con miles de azulejos de colores las paredes externas del Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart). Aparece sin firma debido a que su creador quiso que fuera una obra de geometría impura del dominio público. En la actualidad es un símbolo del Cenart y uno de los espacios más buscados por los visitantes para tomarse fotografías.
Lo llamé un antimural porque la palabra mural dentro de la cultura plástica mexicana tiene una presencia enorme, y yo de ninguna manera quería ni podía acercarme a esa esencia.
5. “Volcán encendido”, escultura monumental en Miguel Ángel de Quevedo (entre Tata Vasco y Zaragoza)
En avenida Miguel Ángel de Quevedo figura un paseo escultórico con obras transitables. Se trata de piezas de Manuel Felguérez, Fernando González Gortázar y Vicente Rojo, está entre las calles Tata Vasco y Zaragoza, de la Delegación Coyoacán. Fueron inauguradas en 2003.
Vicente Rojo se mantuvo activo y con mente ágil hasta el final de sus días. Una semana antes de su muerte fue a supervisar trabajos de San Ildefonso donde estaba desarrollando el proyecto homenaje a Octavo Paz, Piedra del Sol y recibiendo un homenaje por parte de varios medios con motivo de su cumpleaños.
La pandemia lo llevó a refugiarse con su pareja Barbara Jacobs en Cuernavaca, pero su estudio estuvo hasta hace poco en Coyoacán. La forma en la que Vicente Rojo trabajaba era sobre varias obras de manera simultánea y siempre con las series constantes, pero abiertas que dieron una enorme personalidad a su obra que es reconocida como parte fundamental de la historia del arte en México.
*Kristina Velfu es periodista especializada en la difusión del arte y la cultura.
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