Ingredientes:
1 litro de crema (para batir).
1 litro de leche.
20 yemas de huevo.
350 gramos de azúcar blanco.
2 tbsp de pasta / extracto de vainilla o 1 vaina de vainilla.
12 ramekins (o moldes para horno)
C/n de azúcar mascabado.
Preparación:
En una olla pon a hervir la crema y la leche.
Mientras eso sucede, bate las yemas de huevo con el azúcar blanco en un bowl suficientemente grande, ya que el batido se hará de manera enérgica buscando blanquear las yemas.
A este recipiente también agrega la vainilla, lo mejor será utilizar la vaina, pero sabemos que es difícil de encontrar, así que puedes utilizar alguna de las alternativas.
Cuando esté bien batido y la mezcla de leche y crema esté en ebullición agrega un poco del líquido caliente al bowl de las yemas y mezcla sin batir para no generar tantas burbujas.
A esto se le llama temperar y te ayudará a que el huevo no se haga como una tortilla en la sarten.
Agrega el resto de la leche, continúa mezclando y sirve tu crema en los ramekins o moldes para hornear.
Cuando estén llenas precalienta al horno a 90ºC y mete los moldes que pasarán 1 hora y media dentro del horno.
Cuando haya pasado este tiempo saca del horno y deja enfriar por completo antes de hacer el último paso, el cual consiste en poner una capa delgada de azúcar mascabado sobre la crema para caramelizar con un soplete y generar la emblemática costra de este postre.
Este es un postre muy versátil, puedes agregar algún otro saborizante o esencia que añada otro perfume a la crema, eso lo tendrás que hacer en el momento de agregar el azúcar a las yemas. También puedes agregar chocolate, caramelo, praliné, frutas secas, o lo que se te ocurra.