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Steph Bumelcrownd y su lucha contra la bulimia

Por: Redacción CENTRAL 01 abril 2016 • 3 minutos de lectura

Pesarse, comer y vomitar era la rutina de la actriz, quien padeció bulimia durante la adolescencia. Hoy, a los 22 años y después de haber sido internada en una clínica de rehabilitación durante 95 días, nos contó si realmente venció este trastorno

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Fotos: Moisés Echartea

Por: Bianca Pescador

Es una enfermedad que se hereda o se imita, yo la comparto con una prima”, es lo primero que nos dijo Steph Bumelcrownd en la cafetería del Museo Tamayo, donde platicamos con ella.

Actriz desde los cinco años, Steph aseguró que desde chica mostró síntomas de trastornos alimentarios, pues cuando su mamá le recomendaba comer más sano, ella reaccionaba de forma exagerada. “En la escuela compraba papitas y le decía a mis amigas ‘mejor coman ustedes’. Iba a las fiestas y no agarraba dulces porque engordaba”, recordó Steph. Las clases de gimnasia rítmica tampoco ayudaban: “Nos pesaban todo el tiempo”.

Por un proyecto que nunca llegó a producirse, Steph vivió su primera depresión a los 13 años. Entonces comenzaron los atracones de comida que sólo se intensificaron cuando empezó a estudiar actuación en el CEA de Televisa, a los 16. “Cuando entré dije ‘todas las niñas están superflacas y yo no’, así que empecé a vomitar; lo hacía hasta ocho veces al día. No estaba gorda, pero quería el cuerpo que tenía a los 12 años, lo cual era imposible”, admitió.

ACEPTANDO LA ENFERMEDAD

Antes de detenerse, Steph tocó fondo. Seguía al pie de la letra los tips que ofrecían páginas de internet para acercarse a “Ana y Mía”, como popularmente se le llama a la anorexia y a la bulimia.En esos sitios dan consejos a las chicas para huir de la comida y autolesionarse hasta lograr el cometido de quedar en los huesos.

“Hubo un tiempo en que Ana y Mía eran mis amigas; me regañaban, me decían que no dejara que nadie me abrazara porque iban a notar que estaba gorda y tendría que ir a vomitar”.

Mientras su mamá permanecía en la oscuridad —“el silencio era mi aliado número uno”—, sus amigos le sacaban la vuelta. “¡Y con justa razón! Todo me molestaba, ni yo me soportaba”. En la escuela, donde hacía todo tipo de dietas, Eugenio Cobo, el director, la encaró. “Lo notó porque, de ser superdisciplinada, empecé a fallar. Un día me habló, me vio a los ojos y me dijo ‘¿bulimia o anorexia?’. Bajé la mirada. Me ofreció ayuda, acepté y empecé a llorar”, relató Steph, quien con 1.67 metros de estatura llegó a pesar 47 kilos.

Así fue como viajó a Mazatlán para internarse en Oceánica. “Mi tratamiento iba a ser de 35 días como el de todos, pero me los fueron aumentando; estuve 95 en total”, contó la actriz.

Steph Bumelcrownd

UN PROCESO RETADOR

Conferencias y terapias formaron parte de la recuperación de Steph, quien aún en la clínica seguía vomitando. “Aceptar la enfermedad es un proceso, yo me tardé mucho en darme cuenta. Mi ‘droga’ es la comida, algo con lo que convivo todo el tiempo. Saliendo de Oceánica todavía no me caía el 20”, reconoció.

“Me cayó cuando grabé un testimonial con Juan Osorio y Sergio Sendel. En el corte, lloré. Ahí estaba Eugenio, que es como mi papá y a quien le estoy superagradecida; lo abracé y luego me quede solita. Fue hasta entonces cuando dije ‘¡no manches! Sí estuve enferma, sí sufrí, sí viví un infierno... Pero decidí superarlo y seguir adelante”.

El motor para vencer esta enfermedad fue un cambio de perspectiva y enfocarse en lo que más ama, que es actuar: “Me centré en mis obras, mis clases, crecí profesionalmente. Eso me ayudó: concentrarme en mí y en mi trabajo”. Con una imagen más realista sobre su cuerpo, Steph aseguró que se ha convertido en una mujer fit, a la que le gusta hacer ejercicio, comer bien y salir con sus amigos.

“Hace poco fui a Playa del Carmen y disfruté comerme una rebanada de pizza... ¡Estoy limpia! La bulimia sí se cura. Ya no me induzco el vómito, ya no me daño y como tranquilamente”, expresó feliz.

SÍGUELA
Twitter: @StephCrownd
Instagram: STEPHBC25


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