Después de una terrible trombosis que le hizo perder su pierna derecha, el actor Juan Pablo Medina reapareció en redes sociales mostrando la primera fotografía con su prótesis.
A través de Instagram, el actor de 44 años compartió una fotografía de cuerpo completo donde se le puede ver muy feliz con su prótesis.
Además de la fotografía, Juan Pablo Medina compartió un profundo mensaje sobre su nueva vida.
“Feliz de compartirles este episodio en mi vida. Estoy muy agradecido con todos ustedes por su apoyo y buenas vibras, aquí les cuento un poco lo que ha sido este proceso, de aquí en adelante vamos con todo claro que si”.
La fotografía forma parte de la portada de GQ, donde Pablo Medina abrió su corazón y contó lo difícil que fue ese momento en su vida.
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¿Qué le pasó a Juan Pablo Medina?
En agosto de 2021, se dio la noticia de que el actor Juan Pablo Medina sufrió una trombosis que le hizo perder su pierna derecha, incluso se dijo que perdió parte de su intestino.
En un principio se quería relacionar a la trombosis con la vacuna contra el coronavirus; lo que después se desmintió.
Después de que se dio la noticia y que el actor abandonara el hospital, Juan Pablo Medina se mantuvo en silencio y sin presencia en redes sociales. Se limitaba a solo compartir premios y adelantos de sus próximos proyectos.
Ahora, a medio año de la enfermedad, el actor abrió su corazón en la entrevista y contó cómo ocurrió todo con un dolor de estómago en el set.
“De repente me empecé a sentir mal del estómago. Llamé al médico de la producción porque sí me encontraba mal, pero sentía la presión de no dejar parada la filmación por respeto al resto del equipo. Sin embargo, el dolor fue a más. Tengo la suerte de que mi padre es médico y pedí que me llevaran con él. Quería estar al lado de mi papá”.
“En un inicio, el equipo médico pensó que se trataba de una intoxicación. De ahí pasaron tres o cuatro días de los que no recuerdo casi nada”.
“Algo de lo que sí me acuerdo es que decían que me tenía que quedar algún día más y de repente despierto y estoy en una cama de sanatorio, volteo y me veo rodeado de cables y máquinas”.
“Me hicieron una tomografía con contraste y vieron que tenía coágulos en el intestino y en las piernas. Por fin encontraron el diagnóstico definitivo: había sufrido un infarto silencioso”. “Tenía un coágulo en el corazón y éste aventó coágulos por todas las arterias. Esa fue la valoración. Yo tenía mucho dolor y para poderme operar el intestino y las piernas me tuvieron que dormir. Cuando desperté, me vi todo hinchado, mis manos parecían enormes bolas... Todo fue muy traumático”.
“Mi papá me dijo que el hematólogo quería hablar conmigo y me adelantó lo que me iba a decir. Habían prometido rescatarme de los coágulos sin poner en riesgo mi vida, pero que ya me encontraba en una situación grave. Me ofrecían salvarme la vida, pero la solución era la amputación. Y cuanto más tiempo pasara, las cosas se tornarían más y más complicadas, por lo que había llegado el momento de tomar una decisión. Yo aposté por vivir. Reuní a mi familia y les transmití que aceptaba. Todos me apoyaron. No había otra opción. No había vuelta atrás”.
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