Cultura

El lujo como inversión, una opción para generar activos que, además, da placer y prestigio

Por: Kristina Velfu 28 mayo 2021 • 7 minutos de lectura

Las inversiones no solo tienen que ser cifras y datos aburridos, también pueden incluir belleza y disfrute, lo cual se puede lograr al comprar joyas, destilados y obras de arte.

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Ilustración por: Mastropiero

Los financieros y los inversores conocen la importancia de diversificar los activos en los que invertimos. El arte y otros bienes considerados de lujo son algunas de las formas en las que es posible hacerlo. A esto se le denomina “activos refugio”.

Invertir en estos bienes de lujo –entre ellos joyas, vinos y arte– es una de las maneras inteligentes de generar activos que como característica principal tienen, a diferencia de otro tipo de inversiones, la de generar placer sensitivo y prestigio.

El sector está en ebullición y sufriendo una progresiva transformación que hace que, cada vez, primen más las experiencias y menos los bienes materiales en sí. La tendencia de la sociedad actual muestra una proclividad a gastar en bienes simbólicos, como en el caso del arte y los destilados.

En este sentido, hay dos motivos principales por los que los inversionistas compran bienes de lujo: el sentimental, porque se trata de un artículo que colecciona, le genera interés, le trae buenos recuerdos o le provoca motivación por conseguirlo; y el del negocio, que en los últimos años se ha ido conociendo.

Como en todas las inversiones, hay que tomar en cuenta múltiples factores para decidir. Es importante buscar información y especialistas en el sector. También es indispensable tener claro que en toda inversión existe el riesgo y que el tiempo juega un papel importante. Elegir los momentos de comprar y vender correctamente es fundamental para poder recibir el retorno o hacer una buena elección.

Whisky money, una interesante tendencia


En épocas de crisis, como la que atravesamos derivado de la pandemia, los inversionistas buscan refugio en activos que les permitan mantener o hasta aumentar el valor de su inversión. Uno de los mercados que ahora está brillando es el del whisky coleccionable.

Como en toda inversión que surge de la necesidad humana de atesorar y coleccionar, el whisky, denominado por los especialistas como oro líquido, aumenta su valor de acuerdo a la rareza o escasez.

Cabe destacar que apenas en 2019, una botella de este destilado rompió un récord de venta en subasta. Se trató de The Macallan 1926 Fine & Rare Collection, que alcanzó el precio de 1.9 millones de dólares (aproximadamente 36 millones de pesos), y se sabe que fue adquirida hace 15 años por el vendedor en 20 mil dólares. Esta botella, vendida por Sotheby’s en Londres, fue llamada por la prensa londinense “el santo grial del whisky”.

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Ilustracion por: Mastropiero

En México, en marzo del 2020, se vendió un Macallan 1946 Select Reserve de 52 años por un precio de 616 mil pesos. Este licor, puesto en plataforma por Morton Subastas, había sido valuado entre 350 mil y 400 mil pesos, cifra superada con creces.

Y en las próximas semanas, será subastado el que se considera el whisky embotellado más antiguo. Esto sucederá La Grange, Georgia, donde se encuentra la botella de Old Ingledew. La subasta en línea está programada para el 22 y 30 de junio. Se espera que las ofertas caigan entre 20 mil y 40 mil dólares.

En el caso del whisky, hay que fijarse en la consistencia de la calidad y la reputación de una destilería. Las reglas de la edad también son de suma importancia: un whisky de 30 años de la misma destilería es más valioso que una botella de 20 años. Los números que cuentan son la fecha de destilación y la fecha de embotellado, momento en el que un whisky deja de envejecer. Un 1983 de 25 años habría sido destilado en 1983 y embotellado en 2008, por ejemplo.

La inversión que da mucho más que dinero

El arte es una forma de inversión como activo refugio. En momentos de desaceleración, es más seguro, ya que no siguen el movimiento de las bolsas de valores del mundo. Como su evolución no está ligada a la de la bolsa, bonos u otros activos, da más estabilidad a los portafolios al ir contra corriente y tener menos volatilidad. Además, la gran virtud del arte en las carteras de inversores es la diversificación que ofrece.

Lo primordial antes de invertir en arte es saber qué queremos y qué nos gusta. La respuesta la obtendremos al visitar galerías y museos, leer revistas y libros sobre el tema, así como utilizar los catálogos y resultados de las casas de subastas como referencia; todo esto nos ayudará a decidir en nuestras compras.

Hay que considerar que el mercado de arte y antigüedades es un mercado a largo plazo, de más de diez años. Es por eso que, en general, los herederos son los beneficiarios de lo que se compra, aunque no necesariamente pasa esto, y existen testimonios e historias que lo constatan.

Por otro lado, hay que tomar en cuenta varios factores para la adquisición, desde la reputación y la trayectoria del artista, pasando por el tamaño de la obra, el medio en que está hecha y el tema, en qué galería se exhibe o quién lo maneja y en cuánto se ha cotizado en los últimos años, hasta los papeles que autentifiquen la pieza y dan certidumbre a la compra.

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Ilustracion por: Mastropiero

Asesorarse es importante para adquirir lo mejor de lo mejor, hasta donde nuestro presupuesto lo permita. Sumado a esto, la experiencia de comprar se tiene que disfrutar al máximo. Crear una colección debe ser como contar nuestra propia vida en una narrativa visual; la manera de mostrar nuestros intereses profundos, aspiraciones, gustos estéticos únicos y personalidad en algo tangible. Se recomienda tener una visión clara de qué queremos lograr y qué queremos coleccionar. Esto le dará más valor a la colección en su conjunto.

La experiencia de comprar se tiene que disfrutar al máximo. Crear una colección debe ser como contar nuestra propia vida en una narrativa visual; la manera de mostrar nuestros intereses profundos, aspiraciones, gustos estéticos únicos y personalidad en algo tangible.

Un estudio reciente de Citigroup arrojó que la rentabilidad media anual de las obras de arte entre 1985 y 2018 ha sido del 5.3 %. Aunque es importante saber que el mercado de arte no es como las acciones, que un buen día decidimos vender, le hablamos al intermediario y las vendemos. Este mercado no es líquido; muchas veces no es el momento adecuado para hacer la venta, y debemos esperar.

Esto va a depender de la situación del país y el mundo, del momento del artista y del interés presente por su obra, así como de la correcta difusión de su legado. Podríamos decir que los momentos de incertidumbre son momentos para comprar, porque hay una mayor oferta. Pero también es cierto que el arte y algunos otros objetos de lujo sacan de un apuro cuando se necesita.

Las ventajas del arte ante otro tipo de activos es que, en general, es posible llevarlo consigo, disfrutarlo, tenerlo en casa y presumirlo. También es capaz de cambiar el significado y la atmósfera de un lugar. Es, incluso, motor de conversación.

Cada vez hay más personas de negocios que deciden tener magníficas obras de arte en sus salas de acuerdos. A través de estas, pueden abrir la plática, romper el hielo, mostrarse interesantes y así iniciar con el pie derecho un buen contrato.

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El sorprendente rendimiento de la inversión en arte

Existen algunas obras emblemáticas en las que sí podemos saber cuál fue el rendimiento, como es el caso de Rabbit (1986) de Jeff Koons. Esta pieza fue comprada a finales de los años 80 por S. I. Newhouse Jr., propietario de la editorial Condé Nast, que publica las revistas Vanity Fair y The New Yorker, entre otras.

Se trata de una de las cuatro esculturas que fabricó el artista. Mide aproximadamente un metro, es de acero inoxidable, e imita un conejo hecho con globos, como los que se hacen en una fiesta infantil.

Era conocido que Newhouse pagó un millón de dólares por Rabbit cuando lo compró. Después de su fallecimiento, en 2017, la familia lo puso a la venta, junto con otras pinturas de la colección, en la subasta de mayo de 2019 de la casa de subastas Christie’s, en Nueva York. Se vendió por 91.1 millones de dólares, rompiendo la marca para un artista vivo de una obra vendida en subasta. Eso es lo que se llama una buena inversión en arte.

Este coleccionista era un comprador muy conocedor. Desde muy joven y antes de que hiciera su fortuna, adquirió obras en galerías, pagando muchas en mensualidades, porque no le alcanzaba. Poseía un gran conocimiento del mercado y estudiaba mucho; si podía conocer a los artistas, los invitaba a comer y conversaba mucho con ellos. Además, tenía un muy buen ojo.

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Qué considerar en las inversiones de lujo o coleccionables

· Existe una multitud de segmentos o nichos de mercado, desde coches de alta gama hasta yates o jets privados.

· El estado de conservación, ya sea de botellas, obras de arte, autos clásicos, joyas o memorabilia.

· Hacer un inventario de la colección y tener en cuenta que son bienes durables, valiosos y bellos, los cuales pueden pasar de generación en generación. En el caso del oro, sí está sujeto a los índices internacionales.

mujer colgando arte en su sala
iStockPhoto

· Asesorarse con especialistas en el rubro. Siempre dudar cuando algo parece demasiado bueno para ser verdad. Los precios de oportunidad y gangas pueden tener vicios ocultos. Se recomienda pedir opiniones al respecto.

· Se puede empezar a invertir en bienes de lujo a cualquier edad y con capitales diversos. Solo hace falta decidirse.

*Kristina Velfu es periodista especializada en la difusión del arte y la cultura (Ig y Tw: @velfu)

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