Cultura

Eva Vale: el tarot como forma de ver(nos)

Por: Paulina Gómez Mascarell 06–08–2025 • 5 minutos de lectura

Platicamos con Eva Vale, en su taller, rodeada de sus 12 cartas convertidas en arte nos cuenta sobre su nueva exposición, Tarot. Un recorrido que invita a pensar en lo que no has querido ver.

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Tuve la suerte de entrevistar a Eva Vale en su casa, rodeada de las 12 piezas que estaban a punto de irse al montaje para su exposición Tarot. Desde un balcón con vista al Ángel de la Independencia, hasta el área del taller llena de bocetos, obras pasadas, pinturas, libros, apuntes, todo impregnado de ideas, color y energía, así es Eva Vale, sus uñas amarillo fosforescente, calentadores en los tobillos y una sonrisa enorme que lanza miradas hacia Lucila, su compañera desde hace 15 años. Esa fue nuestra fortuna.

Siempre me maravilla conocer el espacio de trabajo de un artista. Imaginar las largas horas de creación, los desahogos frente al lienzo, las mascotas que acompañan, los huecos creativos que se atraviesan. Pero lo más valioso fue tener a Eva ahí, frente a mí, con sus obras tan cerca que logré tocarlas. Esa cercanía que perdemos cuando las piezas ya están colgadas y uno solo puede mirar.

Aquí fui testigo de un momento íntimo. Tuve el mundo de la artista solo para mí.

Les comparto fragmentos de nuestra larga plática. Una conversación entre citas de Jung, Platón, Jodorowsky, Marco Aurelio, los egipcios, por decir algunos; entre ideas sobre energía, estructura, belleza y, claro, el tarot. Una entrevista que fue también una invitación a pensar en lo invisible.

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Una exposición que une arte contemporáneo, energía y filosofía

“¿Si tú te vieras de lejos, te coquetearías?”. La pregunta no es mía, es de La Emperatriz, una de las 12 cartas que Eva Vale eligió para crear Tarot, su nueva exposición montada en el Palacio Postal. No son lecturas, no son ilustraciones. Son piezas que se atraviesan. Que te preguntan cosas. Que te hacen sentarte contigo.

“Creo que esta exposición le habla al que está dispuesto a ser valiente y mejorar su vida. Dicen los teóricos que la verdadera libertad está en poderse ver sin vergüenza. Entonces, creo que esta exposición te invita a eso.”
Eva Vale no hizo esta serie porque creyera en el tarot. “Yo la verdad ni quería hacer el tarot. O sea, yo dije, güey, como dicen los estoicos, no todo necesita un comentario tuyo.” Pero se metió. Y como todo lo que hace, se metió bien.

Soy una entregada de la teoría. Soy una intensa, güey. Entonces, si lo voy a hacer, lo voy a hacer bien, mamita. Ya llegamos a ese lugar.

Estudió a Jodorowsky, a Carrington, a Pixie Smith (la artista que ilustró el Rider-Waite), historia egipcia, el rey Salomón, filosofía platónica. Aprendió a leer las cartas, pero no para usarlas como oráculo. “Está difícil que no lo entienda como una herramienta de energía. O sea, como un espejo.”

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Un juego entre tiempos

La exposición está compuesta por 12 piezas en gran formato (160 x 93 cm), con acrílico, acuarela y tinta china sobre soporte rígido. Están basadas en los Arcanos Mayores, pero desde una interpretación simbólica, filosófica y energética muy personal.

“Todas estas piezas están estructuradas en teóricos. A mí por eso me llamó tanto la atención el tarot. Me decía mi terapeuta: ‘tienes que aprender a activar y desactivar cosas de ti’. Es buenísimo que seas impulsiva para los negocios, pero para una discusión… no, no, no. Porque tu mente es tan rápida que puede herir con el impulso. Entonces tengo que aprender en dónde sí y en dónde no. Y el tarot hace eso.”

Una de las piezas centrales es El Carro. “Es un sí en patines. Es: estés preguntando lo que estés preguntando, va perfecto. Esa carta está armada con una trinidad que a veces son caballos y a veces son esfinges. Yo decía que fueran caballos para que haga un eco a la trinidad platónica. Ese güey pensaba que nosotros somos esos tres: la construcción de tu alma es ese jinete con dos caballos. Uno al impulso eterno, a lo bueno, a lo blanco. Y el otro al placer inmediato, a esta posibilidad constante de autoboicotearte. Porque es más fácil mantener el estatus quo que crecer.”

Dice Marco Aurelio que una de las adicciones más peligrosas es la comodidad. Entonces es una pregunta que va mucho más allá. ¿Quién está manejando tu carro hoy, güey?
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Letras chiquitas, teorías grandes

Las piezas tienen palabras escritas, frases minúsculas que parecen susurros. Están ahí porque Eva escribe todo lo que la atraviesa. “La gente que convive conmigo sabe que vivo pegada a mi celular escribiendo toda esa data. Porque a veces eso es lo que me atravesó, güey. Decía mi profesor de tarot: ‘¿en serio esa pendejada te importa?’. Sí.”
Esa mezcla entre pensamiento, intuición y escucha aparece en toda su obra. No como estilo, sino como estructura interna. “Mi plan cero es casarme con alguna forma de decirte que soy yo. Al contrario. Estoy tratando de ser mucho más leal a mi voz. O sea, decir: neta, neta, ¿qué te interesa, güey? ¿Qué sí crees que es relevante? ¿Qué sí crees que es importante?”

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El arte como un lugar para quedarse

“Cuando tú vives con una pieza… imagínate que tú te peleas con tu más uno. Salirte de tu casa no es inteligente. No cuando estás peleado. Esa es una de las reglas de mi casa. Te quieres salir, arréglate. Ya sabes cómo tienes que bajar las manos. Entonces, el debate es otro. Tú dices: no me voy a salir de mi casa. Necesitas un lugar en donde contemplar a alguien que te cache. Que las piezas sean un lugar. A mí mis mismas piezas me sacan a veces. Detenciones sociales, detenciones de lo que traiga. Porque solita me regresa a la misma teoría. Es un juego entre tiempos.” Así como lo es el tarot.

Una carta enviada al futuro

“Ese edificio... hace 15 años hice una expo que a mí más me ha educado a nivel conceptual. Esa exposición fue una maestría. Leí a Lipovetsky, La era del vacío. Básicamente ese güey dice: ‘todos vivimos ensimismados, estás esperando que el otro se calle para empezar a hablar’. Leí eso, me deprimí y dije: güey, yo tengo que resolver esto. Tengo que todos los días hacer una pieza pensando en alguien que no sea yo. Durante 365 días me las automandaba por correo. Y Sepomex no perdió ni una carta. 365 piezas completitas.”

“Entonces, en ese nivel de orgullo fuimos a buscarlos. Les dijimos: tenemos este proyecto, estamos haciendo un libro. Recaudamos dinero para ‘México vivo’. Hicimos todo ese proyecto. Sepomex se subió. Para mí fue de las honras más grandes y 15 años después, la exposición de Tarot estaba buscando su casa… y Palacio Postal era el sueño.”

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Ese edificio tiene historia, tiene cosas. Por esas paredes corren secretos, güey. Corre una energía, corre un pulso de la vida mexicana.

Me encanta pensar que tú escribes una carta en tu presente para el posible futuro de alguien. Pero esa persona lo recibe en su presente de un pasado en realidad tuyo. Entonces, que haya como un lugar que pueda encapsular esos tiempos, me parece magiquísimo. Y lo mismo es el tarot.”

El mundo está a tu favor

Eva tiene una carta favorita: El Mundo.
“El Mundo es la carta que te dice: ‘chiqui, ya. Todo está bien tu en popa. El universo te respalda’. Has hecho la suficiente chamba para ya decir: bueno, puedo andar tranquila porque tengo una columna vertebral bastante fuerte y una pancita densa para decir que también la vida es aquí, güey. Ya es una decisión si te la quieres pasar bien. Y hacer otra cosa está menso.”
El tarot tiene sus versiones al derecho y al revés. El Mundo al revés, para Eva, sigue siendo una joya:
“Te dice: el mundo está a tu favor, todo está viento en popa, no tienes nada que temer. Solo tú no te das cuenta.”

Tarot, de Eva Vale

📍 Palacio Postal, CDMX Del 2 al 31 de agosto de 2025
2 al 31 de agosto 10:00 a 17:00 horas.
Entrada libre
Lleva tus audífonos
Visitas guiadas algunos sábados del mes

diciembre 11, 2021 07:30 a. m. • minutos de lectura

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