Hay situaciones que vemos tan normalizadas que no pensamos en su origen o su autor, personas que cambiaron el mundo como lo conocíamos. Murasaki Shikibu es un personaje poco conocido y explorado (pensemos que por la época y la falta de formación existente), qe cambió con su pluma el mundo. A pesar de pertenecer a una minoría -por su condición de mujer- no se limitó para nada y le dio a la civilización el ejemplo de la primera novela del mundo moderno; Genji Monogatari.
No siempre somos los personajes mejor ubicados, conectados o con las mejores oportunidades, pero la lección que nos dan quienes cambiaron el mundo es que, quizá, no se trata del camino, sino de las puertas que vamos abriendo mientras avanzamos; es decir, ser lo suficientemente avispados y perder el miedo.
El Japón Feudal en el Periodo Heian (794-1185)
“En cierto reinado (¿cuál pudo haber sido?), alguien de rango no muy elevado gozaba de un favor excepcional entre todas las consortes íntimas de Su Majestad. Las demás, que siempre se habían considerado con derecho exclusivo al alto lugar que ocupaban, sentían un profundo desprecio por aquella mujer que les parecía espantosa”.
El desarrollo del Periodo Heian sucedió después de que el emperador Kanmu (737-806) decidiera trasladar la sede de la Corte Imperial de Nara a Heian-Kyo (actual Kioto); a partir de entonces, sucedió un florecimiento impresionante de las artes, la estética y una serie de comportamientos imperiales que le dieron forma y fama a este periodo de la historia de Japón que es reconocido por la proliferación de lo bello.
El emperador Kanmu estaba determinado a convertir su periodo de imperio en algo destacable, para lo que se inspiró en las exitosas dinastías chinas, en las que no sólo se tenía cuidado en los temas administrativos, legales y bélicos; la cultura también jugaba un papel importante, pues al final es la cultura y sus manifestaciones la que prevalece históricamente y nos dan un rostro claro de la historia.
Una clave para comprender el imperio del Periodo Heian y los sucesos alrededor es el clan de los Fujiwara; quienes poco a poco se infiltraron en la Corte Imperial, se posicionaron con rangos elevados dentro de la Corte y al final terminaron ejerciendo el poder de regentes imperiales. Es bien sabido que la personalidad de los emperadores de Japón no se destaca por su fuerza, decisión y coraje, más bien prefieren delegar tareas a sus cortesanos. Este periodo es un ejemplo perfecto de esta práctica, ya que fue el escenario perfecto para que el clan Fujiwara ascendiera, y con él, Murasaki Shikibu, la mujer que cambió el mundo literario y nos legó el formato "novela" como lo conocemos.
¿Quién fue Murasaki Shikibu?
“El horror y la repulsión que sentía por la tozudez de Genji impresionaron a éste, y las lágrimas de la joven le conmovieron. Le dolía ser culpable, pero sabía que iba a lamentar no haberla poseído. —¿Por qué te desagrado tanto? —le preguntó en tono acusador cuando ella se negó a calmarse—. Debes entender que lo extraño de todo esto confirma el vínculo que compartimos. ¡No puedo soportar que permanezcas tan encerrada en ti misma, como si no supieras nada de cómo es el mundo!”.
Debido a la antigüedad de esta ejemplar mujer, no se tiene demasiada información fidedigna que nos permita afirmar cualquier dato sobre su vida; sin embargo, podemos dar saltos de fe a los datos que conocemos gracias a rumores y documentaciones de tercera mano sobre la figura de Murasaki Shikibu.
Lo que sabemos hasta ahora es que su nacimiento sucedió en el siglo X en medio de una familia opulenta; los Fujiwara. Retomando lo que ya se dijo sobre esta poderosa familia, habría que añadir que los Fujiwara no sólo se preocupaban por ostentar altos rangos, también en criar hijas que se convirtieran en valiosas damas de sociedad para que estuvieran a la altura de matrimonios que iban más allá del estatus social; su objetivo eran matrimonios poderosos para así, al ser damas Fujiwara, el poder siguiera acumulándose en el clan.
De hecho, shikibu no es un nombre, es un rango dentro de la corte, que se cree que es el que tenía el esposo de Murasaki —Murasaki tampoco es un nombre, es, en realidad un tono del color púrpura, el favorito de nuestra escritora—. El padre de Murasaki, general importante del clan Fujiwara y hombre de confianza de la corte, arregló el matrimonio de Murasaki con un pariente lejano pero bien posicionado. Lamentablemente el matrimonio duró pocos años ya que el esposo falleció víctima de las fiebres de la época y Murasaki, con una pequeña (y futura poeta) en brazos tuvo que valerse por sí misma y encontrar un lugar que le diera lo suficiente para una vida digna.
En el Periodo Heain, como sucede en las épocas antiguas, las mujeres estaban relegadas a las labores "femeninas" como bordar, coser, tejer —muy de ves en cuando pintar— o escribir casi por entretenimiento (el género nikki -diarios- proliferó por ser una práctica íntima y confesional que, curiosamente, no iniciaron las mujeres pero sí lo hicieron crecer). Era lo único de lo que se ocupaba una mujer. Murasaki, por otro lado, al ser una clase social privilegiada, tuvo la suerte de estar rodeada de cultura y negocios, sabía chino mejor que muchos hombres y había cultivado la inteligencia estratega gracias al ejemplo de su padre, quien se lamentaba de su condición de mujer, pues de haber sido hombre habría llevado al clan a lo más alto.
Murasaki aprendió a leer y escribir desde pequeña, de modo que cuando enviudó y fue a parar al Palacio Imperial como dama de compañía (nyobo) de una de las esposas del emperador, escribió Genji Monogatari. La historia gustó a todo el público cortesano y pronto su nombre fue reconocido en el imperio de Kanmu. No se sabe qué sucedió después o las condiciones en las que murió; pero nos queda el Genji Monogatari como testigo de su genio y del cambio que le dio a la literatura.
"Genji Monogatari", la primera novela del mundo moderno
“Genji procuraba ocultar sus sentimientos, pero cada vez que no lo conseguía y revelaba su tormento, Su Alteza no podía evitar sentirse abrumada por una avalancha de negros pensamientos”.
Genji Monogatari es una obra sin título, la traducción literal de estos vocablos del japonés es (Cuento de Genji o Historia de Genji), quien es al final el protagonista de la primera novela del mundo. A través de este personaje, dimensionado en su totalidad como cualquiera de la literatura contemporánea o incluso del cine, podemos conocer el mundo cortesano, el etéreo pensamiento del Imperio, el mundo femenino y secreto, las dolencias del gobierno japonés de la época y las miles de costumbres y manifestaciones culturales durante el Periodo Heian
Y no solo eso, también es un compendio de hermosa poesía, un manual de buenas maneras, un código secreto que nos ayuda a descifrar la cultura japonesa por otros puentes creados por las letras de Murasaki Shikibu y un universo completo a la altura de la literatura como la conocemos hoy; quizás mejor, pues aunque su formato original consta de 54 largos pergaminos que dan como resultado más de 50 capítulos y miles de páginas, es sorprendente cómo logra captar la atención del lector y retenerla para conocer las amargas y locas aventuras de Genji.
Murasaki Shikibu forma parte de quienes cambiaron el mundo; una mujer limitada por su época que rompió estándares y barreras con su pluma.
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