Cultura

Obras de la arquitectura que juegan con la luz que debes conocer

Por: Alma Gómez 10–09–2025 • 3 minutos de lectura

Descubre cómo la iluminación natural y artificial puede convertir el concreto, el vidrio y los colores en experiencias sensoriales únicas.

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Vista interior del Odunpazari Modern Museum en Turquía. / Pexels

La arquitectura tiene el poder de dialogar con su entorno, pero cuando se encuentra con la luz, ese diálogo se convierte en poesía. Algunas obras no solo aprovechan la iluminación, sino que la convierten en protagonista: la moldean, la canalizan y la proyectan con intención artística y simbólica. A continuación, te presentamos cinco construcciones emblemáticas que elevan la luz a una forma de arte.

septiembre 09, 2025 04:09 p. m. • 5 minutos de lectura

1. Chapelle Notre-Dame-du-Haut, Francia (1950)

obras arquitectonicas que juegan con la luz Chapelle Notre-Dame-du-Haut
A.BourgeoisP / Wikimedia Commons

Enclavada en la cima de la colina de Bourlémont, entre las cordilleras de los Vosgos y el Jura, se encuentra la Chapelle Notre-Dame-du-Haut, una joya de la arquitectura religiosa contemporánea, diseñada por Le Corbusier, que ha sido reconocida por su audaz expresividad formal y, sobre todo, por el modo en que utiliza la luz como recurso espiritual y estético.

La estructura, definida por sus curvas orgánicas, cuenta con un “muro de luz”, formado por múltiples ventanas de diferentes tamaños y formas. Cada una está estratégicamente colocada para bañar con luz natural a la figura de la Virgen María, generando un efecto casi místico. Las capillas laterales, con altos tragaluces verticales, invitan a la contemplación del cielo. Este juego de luces culmina en la puerta principal, esmaltada por ambas caras, que al ser atravesada por los rayos solares, proyecta patrones cambiantes de formas y colores sobre el interior.

junio 02, 2024 07:30 a. m. • 6 minutos de lectura

2. La iglesia de Luz, Japón (1989)

Tal como lo anuncia su nombre, la Iglesia de la Luz, diseñada por Tadao Ando, es una declaración sobre la espiritualidad de dicho recurso. Ubicada en un suburbio tranquilo de Ibaraki, Japón, esta obra maestra minimalista está compuesta por dos volúmenes rectangulares de hormigón que conforman la iglesia principal y una capilla secundaria.

El dramatismo del espacio radica en su simplicidad. El juego entre luz y sombra define la atmósfera interior, donde el techo parece flotar, suspendido por la fuerza intangible de la iluminación. Sin embargo, el rasgo más emblemático es una cruz recortada en el muro frontal, por donde se cuela la luz natural. Esta forma genera un resplandor que transforma lo concreto en algo etéreo, elevando la experiencia espiritual de quienes visitan el lugar.

3. Museo MAXXI, Roma (1998)

El Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI (MAXXI), en Roma, es una obra icónica de Zaha Hadid, donde la luz se convierte en un recurso arquitectónico de primer orden. Esta estructura de cemento, fluida y futurista, se caracteriza por techos de cristal y enormes ventanales que permiten que la luz natural penetre generosamente y se deslice por los volúmenes curvos del edificio.

Su sistema de iluminación lineal que está integrado a las vigas y a las escaleras es capaz de guiar a los visitantes a través de las pasarelas y galerías que conforman el complejo para que lleguen hasta el tercer nivel acompañados por una experiencia lumínica dinámica. Además, la iluminación en el interior del complejo está ligada a la expresión visual del espacio.

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4. Museo del Louvre, París (1793)

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Pexels

El Museo del Louvre no solo es el recinto dedicado al arte más grande del mundo, sino también una joya arquitectónica que destaca por la espectacular integración de luz natural y artificial que lo envuelve. Esta impresionante obra fue diseñada por el arquitecto chino-estadounidense I. M. Pei.

Su icónica pirámide, construida en acero y vidrio, incorpora una cúpula perforada de inspiración árabe. Fue concebida de esta manera para generar una “lluvia de luz” que inunda el espacio y permite una visibilidad óptima tanto dentro de la estructura como hacia los edificios históricos que la rodean.

5. El Nido de Quetzalcóatl, México (2008)

En el corazón del Estado de México, oculto entre la vegetación y el relieve de las colinas, se encuentra una de las obras más singulares de la arquitectura orgánica: El Nido de Quetzalcóatl, concebido por el arquitecto Javier Senosiain. Una estructura serpenteante, inspirada en la mítica serpiente emplumada, que se integra con el paisaje como una escultura habitable.

El complejo está compuesto por túneles, domos y pasajes ondulantes que aprovechan la luz natural de manera sorprendente. A través de inmensos ventanales y tragaluces estratégicos, los rayos solares se filtran, resaltando las formas curvas, los colores vibrantes y la textura de los materiales. Aquí, la luz no solo revela el espacio, sino que lo transforma: cada hora del día ofrece una nueva experiencia visual, haciendo que el recorrido por el Nido se convierta en un viaje sensorial único.

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