El Cometa Halley es un cuerpo grande y brillante denominado “de periodo corto” que orbita alrededor del sol en promedio cada 75 años y además es el único de este tipo que puede ser visto desde la tierra con el ojo humano y este es el punto más importante para conocer los hechos sucedidos durante su visita en 1910, donde el amarillismo causó un pánico abrumador entre las multitudes del planeta, quienes creyeron que durante su visita el 19 de mayo, 1P/Halley acabaría con la vida como la conocemos, todo gracias a un astrónomo francés llamado Camille Flammarion, quién afirmó que la cola del Cometa Halley podría significar la extinción humana después de que se descubriera que esta contiene gas cianógeno, que es un veneno muy potente, pues según Flammarion, este gas “podría impregnar el ambiente y posiblemente apagar toda la vida en el planeta”.
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Esta frase fue citada en el New York Times, lo que causaría pánico entre los lectores estadounidenses, además del resto del mundo, pues el cruce del Cometa Halley en 1910 era especial, acercándose mucho más que otras veces registradas a nuestro planeta, a tan sólo 400,000 km, causando el pánico antes mencionado, sin embargo, y en defensa del New York Times, el periódico también publicó especulaciones de otros astrónomos mucho más preparados y veraces que Flammarion, quienes refutaban la teoría del astrónomo, asegurando que el gas perdería potencia al entrar a la atmósfera de la tierra, aunque no todos los medios tendrían el mismo profesionalismo, afirmando que no deberíamos tomar tan a la ligera la advertencia del posible charlatán.
Ahí es donde la histeria colectiva empezó, por un lado, muchos criminales empezaron a confesar sus atrocidades para adelantarse al cataclismo, aunque también le atribuyeron a este evemnto la muerte de una chica en Canadá, con un encabezado que decía que “emocionada por la llegada de Halley, una niña muere súbitamente en Montreal” y para sumar insulto a la herida, un grupo religioso ubicado en Oklahoma estuvo a punto de sacrificar una virgen adolescente, sin embargo, la policía detuvo el evento, encima de esto, la tragedia de esta locura general registró cerca de 400 suicidios debido al terror de la extinción humana.
Otros casos incluyeron a un pastor, quién enloqueció por el pánico del cometa, además de un hombre en California que se crucificó a si mismo, bueno, se clavó los pies y una mano a una cruz, pidiendo a sus rescatadores que lo dejaran ahí. En las casas algunas personas llegaron a tapar hasta los agujeros para sus llaves con la intención de que el gas no pasara a sus hogares.
Encima de tanta tragedia, todo lo relacionado con el paso del Cometa Halley se convirtió en un circo mediático, donde comerciantes comenzarían a aprovecharse del nerviosismo de las personas y de su ignorancia, comenzaron a vender jabón de cometa o pastillas anti-cometa, fabricadas por supuestos chamanes que aseguraban que estas resultaban como antídoto para el cianógeno emitido por la cola del cuerpo celeste, utilizando el slogan de “un elixir para escapar de la ira de los cielos”, se dice también que un médico vudú en Haití hacía las pastilas tan rápido como podía, pero el colmo llegó cuando don estafadores en Texas fueron arrestados por vender píldoras de azúcar como la cura de todos los males que podría traer el cometa, pero tuvieron que ser liberados, pues los clientes exigierona la justicia soltar a estos charlatanes. La creatividad de los empresaaros estafadores apenas comenzaba ahí, pues también se llegaron a vender sombrillas y máscaras anti-cometa, que eran máscaras anti-gas comunes y corrientes, pero que eran publicitadas directamente como protección al Cometa Halley.
El día prometido llegaría y la mayoría de las perrsonas lograron ver al cometa como lo que era, un evento astronómico imperdible, los franceses bailaron en las calles (excepto Flammarion) para celebrar que no se acabo el mundo, mientras que otros admiraron el paso del Cometa Halley desde el suelo de su país.
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