Existen muchos mitos alrededor de la figura de Miguel Ángel Buonarroti, pues, sin lugar a dudas, fue una figura rodeada de misterio, con una personalidad intensa y apasionada, que se sumaba a un talento impresionante y atención al detalle como ninguna. Todo esto lo convirtió en uno de los artistas más reconocidos de todos los tiempos, pero su vida ha sido una aparente incógnita. En contraste, un secreto a voces que fue aparentemente documentado fue el gran amor que sentía por Tommaso dei Cavalieri.
Ambos se conocieron cuando el artista, renombrado por obras como El David y sus frescos en la Capilla Sixtina, tenía 57 años, mientras que el joven prodigio tenía alrededor de 23 años, en 1532. Cavalieri comenzó siendo pupilo de Buonarroti, hasta volverse su asistente y su gran amor, descrito como un hombre con una belleza excepcional y sumamente inteligente y culto.
Poco se sabe de como se veía realmente Tommaso, pues solo existe una ilustración realizada, posiblemente, por Daniele Ricciarelli, conocido por su gran conocimiento sobre la obra de Miguel Ángel. Esta imagen fue, supuestamente, tomada de una obra realizada por el propio Buonarroti, aunque este dibujo está perdido.

Existen muchas muestras de afecto de la mano de Miguel Ángel hacia Tommaso Cavalieri eran evidentes e, incluso, varios de sus contemporáneos llegaron a mencionarlo, tal es el caso del pintor y arquitecto italiano Giorgio Vasari, quien afirmó que “infinitamente más que a cualquier otro amigo, Miguel Ángel amaba al joven Tommaso”.
Este se convirtió así en la gran musa de Miuguel Ángel, que dedicó varios de sus trabajos, incluyendo poesía, dibujos y varias cartas a su joven amor, quién correspondía con una dedicación similar, unidos por una intensa pasión por el arte, al grado de que Tommaso permaneció a lado de Buonarroti durante su lecho de muerte, hasta el 18 de febrero de 1544, cuando el artista perdió la vida.
Los dibujos de Miguel Ángel a Tommaso dei Cavalieri
La forma más evidente en la que Miguel Ángel expresaba aprecio y, posiblemente, amor por Tommaso dei Cavalieri, fue a través de una serie de dibujos que el pintor obsequió a su amigo. Estos estaban inspirados por la mitología griega, y han sido interpretados con un subtexto cargado de homoerotismo.

Las cartas de Miguel Ángel a Tommaso de Cavalieri
Además de estos dibujos, Miguel Ángel y Tommaso intercambiaban correspondencia con mucha frecuencia, las cuales han sido recuperadas y presentadas en incontables ocasiones. En estas, se puede ver el cariño y admiración que ambos sentían, denotando algo más fuerte que una amistad.
Sé bien que, a esta hora, podría olvidar tu nombre con la misma facilidad que el alimento que me da vida; es más, sería más fácil olvidar el alimento, que solo nutre mi cuerpo miserablemente, que tu nombre, que nutre cuerpo y alma, llenándolos de tal dulzura que ni el cansancio ni el miedo a la muerte me invaden mientras mi recuerdo te conserve en mi mente. ¡Si los ojos también pudieran disfrutar de su porción, en qué condición me encontraría!
Los poemas de Miguel Ángel a Tommaso dei Cavalieri
Una faceta poco conocida de Miguel Ángel es la de poeta, pues esta fue opacada por su obra pictórica y escultórica, sin embargo, el artista italiano dedicó al menos 30 de sus poemas a Tommaso.
El amor me lleva cautivo y la belleza me ata; La piedad, la misericordia con dulces miradas parece dar una firme esperanza al corazón.
Cabe destacar que se cree que la relación entre Tommaso dei Cavalieri y Miguel Ángel Buonarroti fue estrictamente platónica y no existen pruebas de que esta haya llegado al contacto físico o sexual.
Fuentes:
- John Addington Symonds, “La vida de Miguel Ángel Buonarroti”.
- The British Museum, “¿Miguel Ángel estaba enamorado de un hombre?”.
- The Guardian, “Michelangelo’s drawings at the Courtauld gallery are intimate encounter with an artist in love”.
- Google Arts & Culture, “Carta a Tommaso dei Cavalieri”.
Suscríbete aquí a nuestro Newsletter para que estés al día con nuestros contenidos.