El conflicto entre Rusia y Ucrania sigue afectando nuestra realidad, más allá del evidente efecto en la política global, este evento histórico está generando decisiones de fuerza mayor en todos los aspectos que nos rodean como sociedad globalizada, las grandes empresas toman bandos y aplican medidas que no siempre son bienvenidas entre la comunidad y tal es el caso de Chanel, pues la casa de alta costura ha ido más allá de simplemente retirar su mercancía de Rusia, partiendo desde sus emblemáticos bolsos Chanel, a su ya icónico perfume, Chanel Número 5; implementando términos y condiciones hacia sus clientes rusos alrededor del mundo.
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Este acto ha provocado la indignación de usarías nativas del país en conflicto, incluso al llegar al punto de destruir los artículos del gran imperio de moda, alzando su voz en redes sociales en protesta a las medidas consideradas extremas y acusando a la marca de rusofobia.
Dicho es el caso de Victoria Bonya, cuya protesta consta de subir un video a su Instagram cortando una bolsa negra Chanel con tijeras y finalizando al arrojar el producto por la ventana:
Nunca vi una marca actuando tan irrespetuosamente hacia sus clientes como @chanelofficial #byebyeCHANEL.
Sumándose a la causa, Marina Ermoshkina, influencer de nacionalidad rusa, redujo su bolso a tiras con unas tijeras para jardín y con notable decisión en su rostro:
Ni un solo bolso, ni una sola cosa vale mi amor por mi Patria, no vale mi respeto por mí misma. Estoy en contra de la rusofobia, estoy en contra de una marca que apoya la rusofobia.
Igualmente, las figuras públicas que han sumado su voz, han tachado a la gran firma de hipócrita, al remarcar el oscuro pasado de Coco Chanel durante la Segunda Guerra Mundial, conflicto en el que la diseñadora fungió presuntamente como doble agente para el tercer Reich, viviendo cómodamente en una suite en el lujoso hotel Ritz, siendo esta estancia financiada por el partido Nazi.
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La marca se escuda en las nuevas sanciones comerciales que se han impuesto a Rusia por la Unión Europea que afecta productos con un balor superior a 300 euros y una bolsa Chanel tiene un costo promedio de 8,175 euros.
Parte de la polémica recae en los términos y condiciones a los que han expuestos a clientes rusos ubicados en otros países, siendo presuntamente forzados a firmar un contrato donde se comprometen a no ingresar al país con artículos de la prestigiosa marca y mucho menos utilizarlo en tierras rusas.
En este punto planteamos la pregunta:
¿Qué tanto influyen estas nuevas clausulas en el conflicto entre Rusia y Ucrania?
Al analizar el planteamiento en donde dichas protestas están dirigidas a un público de alto poder aduqisitivo realmente podemos poner en la balanza el hecho de que las influencers que han protestado, pagaron sus artículos previo a la destrucción de estos, además que la mayoría de las personas no pueden adquirir este tipo de productos de alta costura con tanta facilidad, posiblemente ahorrando por meses o hasta años para hacerse de unamítica bolsa Chanel, generando comentarios como “mejor que me la regale a mi”.
Por otro lado, el desbalance económico que la suma de más personas que pueden costear uno de estos artículos de lujo si podría traducirse en un fuerte golpe en la econimía de la firma de moda.
¿Tú destruirías una bolsa Chanel en protesta?
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