Hablar de Ron Matusalem es hablar de historia y de sabor. Esta icónica marca nació en Santiago de Cuba en 1872, y desde entonces se ha mantenido como un favorito indiscutible para quienes saben disfrutar de un buen ron. Ya sea solo o como base de un cóctel exquisito, su estilo y su calidad lo han convertido en uno de los rones más exclusivos. Más de 150 años de tradición lo respaldan, y eso se nota en cada sorbo.
Conociendo este legado, asistimos a Espacio Matusalem, una experiencia multisensorial que rinde homenaje al lujo y la historia que definen a esta legendaria casa cubana. Y sí, superó nuestras expectativas en todos los sentidos.
La noche arrancó con una actividad que iba mucho más allá de solo probar ron. Aquí, los invitados nos sumergimos en el corazón de Matusalem. Guiados por sommeliers expertos, recorrimos cuatro versiones premium del ron, cada una acompañada por un maridaje olfativo diseñado por ParfoLab, un reconocido laboratorio de perfumes. Esta fusión de aromas y sabores nos permitió apreciar cada edición desde un enfoque diferente.
Los protagonistas líquidos de la noche fueron:
- Gran Reserva 15: Un clásico suave y equilibrado. Conocido como “el coñac de los rones”, nos conquistó con sus notas de café, caramelo y miel.
- Gran Reserva 18: Ideal para quienes disfrutan los sabores más intensos. Tiene toques de café y aceite de naranja que se sienten complejos.
- Gran Reserva 23: Un ron complejo con notas de plátano, tabaco y vainilla que lo hacen cálido y perfecto para una tarde tranquila.
- Gran Reserva XO: La joya de la corona. Este ron ultra premium mezcla jerez, miel de maple y chocolate amargo. Un verdadero lujo líquido.
La segunda parte de la experiencia fue igual de sorprendente. Vivimos la preparación de nuestro propio perfume a partir de una fragancia patentada por la marca. Esta esencia combinaba ámbar, vainilla, cardamomo, sándalo australiano, cedro de Texas, roble y tabaco. Cada invitado podía personalizarla a su gusto, dándole un toque único y eligiendo un nombre especial para llevárselo como recuerdo. Esta parte se inspiró en la complejidad de Matusalem.
Para cerrar la noche con broche de oro, subimos a la parte más alta del lugar para disfrutar de una cena maridaje. Los platillos estuvieron acompañados por cuatro cócteles preparados con Ron Matusalem, los cuales estuvieron pensados especialmente para resaltar sus cualidades.
Espacio Matusalem fue mucho más que una experiencia: fue un viaje sensorial que combinó lo mejor del ron, la perfumería y la gastronomía. Una velada que nos recordó por qué esta marca cubana es sinónimo de buen gusto.
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