Redacción: Central
Sabemos que la fórmula tradicional que comúnmente conocemos para cocinar arroz, dos partes de arroz y una de agua, no puede fallar cuando se trata de hacer un buen platillo , es simple, el agua se evapora y el arroz se cocina.
Lo que no toma en cuenta la fórmula ancestral es la gran cantidad de arsénico que se concentra en los campos de cultivo de arroz. Específicamente el arsénico inorgánico se encuentra en el arroz se conoce como carcinógeno asociado a varios tipos de cáncer.

Andy Meharg, profesor de ciencias biológicas de la Universidad de Queens en Belfast, hizo un experimento en el programa “Trust me, I`m a doctor” de la BBC en el que probó diferentes formas de cocinar arroz y encontró que los niveles de arsénico sólo se reducen significativamente (80%) si se remoja una noche completa antes de cocinarse.
El experimento de la BBC también probó que el arroz blanco contiene menos arsénico que el arroz integral. Evidentemente nunca esperamos que lo que comemos pueda ser tóxico y no se trata de hacernos paranoicos por lo que podamos encontrar en nuestros alimentos, sino de aprender a cocinarlos de la forma correcta para que no sean dañinos para nuestra salud.