Redacción: Central (Entrevista Carolina Elizalde)
Morton Casa de Subastas nació en México en 1987, después de que el dueño, Luis López Morton, fue a Sotheby’s en Londres y quiso emprender un concepto parecido en nuestro país. De acuerdo con Vivian Gorinstein Kushner, directora de planeación estratégica de la casa de subastas, ésta es la única en México que sigue con la tradición que nació hace alrededor de 400 años: el subastador, el que dicta las pujas, los interesados, quienes levantan las paletas a la hora de la oferta y el precio final dictado con el golpe del martillo.
En el salón de subastas, Vivian nos dijo que Morton se especializa en encontrar un nuevo camino para colecciones y objetos relevantes. Morton hace visible mucha obra que ha pertenecido a colecciones privadas, fuera del alcance de quienes aman y valoran el arte por muchos años, inclusive obra que ha sido embodegada o abandonada o piezas que los mismos dueños a veces no tienen idea del valor que el mercado le da”, nos explicó durante la Subasta de viejos maestros y pintura europea.

La directora, quien lleva 9 años como parte de Morton, nos cuenta que aquí han pasado desde un gran formato de José María Velasco, obras de Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo, Roberto Montenegro, Juan Soriano, por nombrar algunos. También obras internacionales de artistas tales como Carlo Ferrari “Il Ferrarin”, Juan Carreño de Miranda, Giacomo di Chirico, Diego de Borgraf, Pablo Picasso, Alfred de Breanski, Fernando Botero, Marc Chagall, José Benlliure, Bernard Buffet, la tumba de Pedro Infante, la colección de libros de María Félix, un anillo obsequiado por Maximiliano de Habsburgo a uno de sus comendadores, un reloj que fue de Iturbide, las cartas de Maximiliano y Carlota, la excomunión de Miguel Hidalgo y hasta la orden de aprehensión a Fray Juan de Zumárraga.
De acuerdo con la directora, los precios varían mucho y los precios publicados en los catálogos son sugeridos y muestran un rango basado en investigaciones exhaustivas de las piezas, de las que siempre se conoce su procedencia.

Sobre los mitos de las subastas, Vivian aclara que son abiertas al público y no hay código de vestimenta, aparte de que la exhibición de los artículos subastados puede apreciarse desde días antes del evento y con herramientas de comunicación como internet, el público que acude a éstas cada vez se diversifica más. “Esto ha tenido como resultado que en nuestro salón veamos cada vez más gente joven participando en todas las categorías, concluyó la directora.